Desarrollo de la acústica en el siglo xviii

Gasendi fue el primero que explicó la altura y gravedad de los sonidos por el número de vibraciones. Los académicos de Florencia creyeron que no era necesario el aire para la trasmisión del sonido, y Otto de Guericke demostró que el sonido no puede propagararse en el vacío; el padre Kircher explicó el eco, y Newton estableció por el cálculo que la transmisión del sonido es debida a la elasticidad del aire o del cuerpo conductor y encontró las relaciones entre la velocidad de transmisión y los coeficientes de elasticidad y calores específicos de los cuerpos trasmisores, quedando desde entonces, con todos los trabajos ya ejecutados, perfectamente establecida la teoría vibratoria respecto al origen de los sonidos.

Sauveur descubrió en las cuerdas y columnas gaseosas vibrantes los nodos y los vientres; y poco tiempo después, en el mismo siglo XVIII, Brook Taylor, Daniel Bernouilli, Euler y D’Alembert sometieron al análisis matemático la teoría de las cuerdas vibrantes y quedaron perfectamente determinadas las leyes de las vibraciones de las cuerdas; el padre Mersenne, por una parte, y Daniel Bernouilli, por otra, descubrieron las leyes a que obedecen las vibraciones en los tubos sonoros.

Beudant hizo en Marsella los primeros experimentos relativos a la velocidad del sonido en el agua, deduciendo la cifra de 1.500 metros por segundo, y los experimentos precisos sobre esta cuestión se hicieron en 1827 en el lago de Ginebra por los físicos franceses Colladón y Sturm; la trasmisión del sonido en los sólidos fue estudiada por primera vez por Hassenfratz en una de las canteras de París y con toda precisión por Biot aprovechando las cañerías que llevan el agua del Sena desde Marly hasta el acueducto de Luciennes.

Laplace dedujo también teóricamente la velocidad del sonido en los sólidos y en los líquidos, determinando el coeficiente de elasticidad del cuerpo trasmisor, y Chladni, también teóricamente por el método de las vibraciones, calculó la velocidad del sonido en varios metales, en el vidrio y en muchas clases de madera. El citado Chladni fue el primero que ideó hacer visibles las vibraciones en las placas superponiendo arena o polvo fino sobre ellas, a fin de obtener las líneas nodales; con lo cual abrió un ancho campo al estudio de la acústica, que Savart ha sabido ampliar y aprovechar aplicando esta misma investigación a hacer visibles las vibraciones del aire en los tubos sonoros.

Wheatstone fue el primero que tuvo la idea de hacer visibles los movimientos vibratorios, observando la superficie de una perlita brillante unida al cuerpo en vibración; pero Lissajous es el autor del procedimiento óptico que lleva su nombre para estudiar los movimientos vibratorios en las cuerdas, varillas y membranas, consiguiendo determinar las relaciones entre los números de vibraciones correspondientes a sonidos diversos, el número absoluto de vibraciones correspondientes a un sonido dado y todas las particularidades más delicadas relativas a las combinaciones de sonidos y su representación por medio de curvas especiales.

Cagnard de Latour inventó el aparato llamado sirena, que permite medir con toda precisión el número de vibraciones correspondientes a un sonido determinado, y Savart construyó una rueda dentada con el mismo objeto; Duhamel ideó en seguida un método gráfico, no solamente para contar las vibraciones correspondientes a cada sonido, sino para registrarlas y conservarlas; y poco más tarde Scot ideó a su vez el fonotógrafo, con el cual se consigue, como en el método de Duhamel, recoger y conservar escritas las vibraciones, pero extendiendo esta misma aplicación a las ondas sonoras aéreas, incluso las correspondientes a la palabra misma, dando de este modo el fundamento del aparato recientemente inventado con el nombre de fonógrafo.

Al físico Schalfgotsch se debe la primera observación sobre la sensibilidad que se advierte en las llamas para ciertos sonidos. Tyndall y Barre han hecho en seguida observaciones curiosas sobre el mismo asunto; el profesor Leconte determinó las circunstancias en que los sonidos ejercen influencia sobre las llamas obtenidas en los mecheros de gas, y con todos estos trabajos quedó establecida la teoría de las llamas sensibles sonoras y cantantes, de cuya teoría ha sacado en seguida ingeniosísimas aplicaciones el constructor Koenig para el estudio de las vibraciones en los tubos y para el análisis y síntesis de los sonidos compuestos.

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