Derechos del agua de mar desde el descubrimiento de América

Según dejamos indicado, y como consigna Fiore en su Derecho Internacional, no surgió la cuestión de la libertad del mar hasta después del descubrimiento de América, acentuándose tan pronto se abrió al comercio marítimo el camino para las Indias Orientales.

España y Portugal pretendieron tener el derecho exclusivo de hacer el comercio con sus posesiones de América y de la India respectivamente, apoyándose los españoles en el descubrimiento de América hecho por Colón, al servicio de España, y los portugueses en los viajes atrevidos hechos por Díaz, que llegó al Cabo de las Tormentas, y por Vasco de Gama que arribó a la costa de Malabar el año 1497; ambas naciones vieron legitimadas sus pretensiones por los Papas, que dividieron el Nuevo Mundo entre sus descubridores. La bula de Alejandro VI fue la Carta Magna en que España fundó sus derechos, como dice Robertson.

Ya hemos indicado que Inglaterra, bajo Carlos I, Cromwell y Carlos II, aspiraba al dominio de los mares que bañaban sus costas, afirmando que la soberanía inglesa se extendía hasta las costas de los pueblos vecinos.

El famoso libro de Selden prestó poderoso apoyo a los gobiernos británicos; según este publicista, el mar es susceptible de dominio privado, como la tierra, y los reyes de Inglaterra son los dueños de los mares que circundan su imperio. En las teorías de Selden se fundaron el Acta de navegación de Cromwell, la declaración de guerra a Holanda en 1652 y las pretensiones de Guillermo III en su Manifiesto de 1689, que censuraba a Luis XIV de Francia por haber permitido que algunos súbditos franceses violasen la soberanía de la corona inglesa sobre los mares británicos.

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