Culto a los animales en el Oriente antiguo

Del mismo modo que en los monumentos del Egipto antiguo aparecen algunos animales como verdaderos jeroglíficos de conceptos religiosos, así también en los monumentos del Oriente antiguo se ven figuras de animales como emblemas de conceptos pertenecientes al orden moral.

Sólo en Asiria la iconografía religiosa ofrece analogías con la de Egipto; así pues, el dios Amí está representado bajo la forma antropomórfica de hombre y de águila, coronado con un pez, y el dios Nisrroch aparece también con cabeza de águila y dos grandes alas.

Pero el valor jeroglífico que el sacerdocio caldeo asirio diera a estas representaciones se desconoce.

El toro alado con cabeza humana, representa al rey, fuerte y poderoso; el Museo del Louvre conserva los gigantescos toros de alabastro del palacio de Korsabad, en Nínive.

Otras veces los animales, como el perro, el león, el caballo y el mismo toro alado sirven de pedestal a los dioses, como si los estuvieran elevando por encima del nivel común de la humanidad: tal se ve en piedras grabadas y en los famosos bajos relieves de Bavian y de Matai.

Por lo que hace a los monumentos persas de la época de los Sargónidas, uno de los temas iconográficos más frecuentes es el combate del rey con un león, o el rey en pie sobre él; asunto cuyo origen parece estar en la imagen de Adar, Hércules asirio, al que representaron ahogando entre sus musculosos brazos un león: así se le ve en uno de los célebres mármoles de Korsabad, antes mencionados.

Los productos de las industrias fenicias conservados en los Museos, y algunas esculturas monumentales en piedra, dan a conocer figuras de animales generalmente pareados y afrontados sin otra separación que una columna u ornato de forma semejante, ora a los lados de un dios que lucha con ellos o los sujeta. En este último asunto los animales son dos especies de cabras; en el primero, o son cabras también o leones alados o una especie de caballo Pegaso que también se ve en Asiria. En un vaso de Chipre hay pintado un cuadrúpedo alado con cabeza humana; y en una copa del tesoro de Curium, ocupando el centro, está la figura de un genio con alas, en traje asirio, venciendo a un león. También abundan los escarabajos iguales a los egipcios que luego aparecen también en la Etruria.

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