Correcciones de los errores del intelectualismo respecto al alma

Mientras el problema psicológico no se ha emancipado del intelectualismo abstracto, que le informara durante el imperio da la Escolástica y del Espiritualismo francés, tenía necesariamente que quedar recluido el concepto pesimista a los presentimientos geniales del poeta y a los arrobamientos etéreos del místico.

Sólo cuando se ha ampliado el punto de mira, ha tenido su manifestación lógica y científica este prisma o faceta de la realidad, que sin apreciarla cualitativamente ahora, implica con entera evidencia algo más que un estado patológico de la mente humana, siquiera suponga a la vez e indivisamente algo menos que lo que presumen sus más empedernidos defensores.

Y para revelar la ley de la unidad de la cultura humana, y para poner de manifiesto que siempre han marchado paralelas la enseñanza del mundo moral y la del mundo natural, también es de estos tiempos y aun debida a los mismos precedentes la intención de sistematizar científicamente los datos, que ofrecen el mal y el dolor en lo fisiológico. De ello es un ejemplo valiosa, por ser quizá el primero, y atendible por las cuestiones que sugiere, el trabajo de Richet sobre el dolor.

Paralelismo éste comprobado, sin excepción alguna, por la historia del pensamiento, ofrece en la época a que nos referimos el hecho significativo de que coincidan los dos movimientos o tendencias predominantes del empirismo en las ciencias naturales con Bocón (Novum organon) y en las ciencias morales o filosóficas con Descartes (Discours sur la Methode).

Se corrige el error del intelectualismo cartesiano ya en nuestros días, según lo que acabamos de indicar, pero hasta entonces todos los sucesores inmediatos de Descartes (Mallebranche, Fenelón y Bossuet) y aun los que les siguen, participan del mismo error.

Locke y después la escuela escocesa exageran y llevan hasta el último límite otro de los errores inherentes al cartesianismo, que consiste en fundar exclusivamente la ciencia del alma en la observación empírica de los fenómenos espirituales. Condillac extrema también el sentido empírico de la ciencia del alma y pretende, puesto que para él toda la realidad está en la sensibilidad, reducir el ser anímico a una colección de sensaciones.

Este carácter empírico, al cual se ha querido unir el experimental o el de la experiencia activa por medio de la unión de los estudios fisiológicos con los psicológicos, persiste hoy mismo en los trabajos de la Psicología inglesa y especialmente de la alemana, engendrando no pocas hipótesis inadmisibles y erróneas.

Volver a ALMA – Inicio