Composición del aire

Los antiguos no conocieron la composición del aire. Aun en estos últimos siglos, fuera de alguna indicación racional y lógica a consecuencia de algún experimento aislado, los hombres en general profesaban acerca de este interesante asunto las ideas más erróneas y extravagantes.

Hasta fines del siglo pasado, año 1777, no se descubrieron los elementos más importantes del aire y por lo tanto su naturaleza.

Scheele, por la oxidación de los polisulfuros alcalinos, y Lavoisier por la calcinación del mercurio absorbieron una parte de un volumen confinado de aire. El elemento sobrante impropio para la combustión y respiración es el nitrógeno; el absorbido, que en el caso de serlo, por el mercurio se puede volver a desprender y estudiarlo y medirlo, es oxígeno. Estos son por lo visto los dos elementos más importantes por su cantidad, en el aire atmosférico, y a ellos debe, sobre todo al último, sus propiedades químicas.

Pero hay también otras dos sustancias cuya presencia es constante, aunque no su cantidad, que varía muchísimo; estas son el ácido carbónico y el vapor de agua.

Fácil es demostrar su existencia; dejando destapada y al aire una copa con agua de cal o de barita, límpida y transparente, se nota que so va enturbiando poco a poco, apareciendo una película o costra blanca que se va por último al fondo, sustituyéndola otra nueva que se forma en seguida y así sucesivamente. Recogiendo la parte sólida y estudiándola se ve que es un carbonato de cal o de barita y que calcinándola desprende ácido carbónico con todos sus caracteres.

El vapor de agua se muestra también en las condensaciones que se producen siempre que varía la temperatura de la atmósfera, ya formando las nubes, ya depositándose sobre los cuerpos más fríos, ya también por la absorción que de él hacen las sustancias llamadas delicuescentes.

Las proporciones en que se hallan estos cuatro elementos, que son los más importantes y los que constituyen el aire químico, el aire normal, han sido cuidadosamente determinadas por los químicos, ya en peso, ya en volumen.

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