Causas de la anestesia

La causa de la anestesia puede residir en el sitio afecto, en un punto cualquiera del trayecto de los nervios o del trayecto de las fibras nerviosas, en la médula espinal o en el encéfalo, y en atención al sitio de la causa, la anestesia se divide en periférica, espinal o cerebral.

Se producen las anestesias periféricas cuando los órganos receptores periféricos de las fibras nerviosas y sensibles pierden su excitabilidad: así vemos producirse una anestesia cutánea que depende de la alteración de los órganos terminales de los nervios sensibles, por la refrigeración de la piel mediante la acción local del éter o de sustancias análogas, por la acción del frío intenso, de ácidos y de álcalis cáusticos y de ciertos remedios narcóticos (morfina, atropina, etc.).

A este orden de anestesias corresponde la que se observa en las lavanderas cuyas manos y antebrazos están expuestos casi todo el día a la influencia del frío, de la lejía, etc.; y las anestesias que derivan de los trastornos de la circulación cutánea, como por ejemplo la anemia espástica, producida por la contracción espasmódica de las arteriolas, que se declara algunas veces en las manos.

También corresponden a las anestesias periféricas las debidas a lesiones de la conductibilidad de los cordones nerviosos y que dependen de las lesiones más diversas. Las acciones traumáticas, la compresión de los nervios por neoplasmas, exudados, cuerpos extraños, etc., y las inflamaciones de los nervios son las cansas más habituales de esta forma de anestesias que se limitan, ordinariamente, al territorio de inervación de uno o varios nervios determinados.

Las anestesias espinales se observan con mucha frecuencia en las enfermedades de la médula espinal, principalmente en la tabes dorsal o esplerosis posterior, que ataca preferentemente las raíces, los cordones y las astas posteriores de la médula. Igualmente suele observarse en las inflamaciones difusas, agudas y crónicas de la médula espinal, en los casos de compresión de la médula y en los tumores del mismo órgano. Por regla general estas anestesias son bilaterales (paranestesia).

Es una idea generalmente extendida, aunque no positivamente demostrada, que la sustancia gris de la médula es la conductora principal de las impresiones dolorosas, y la sustancia blanca de los cordones posteriores, la de las impresiones táctiles, opinión emitida por Schiff, y en consecuencia cuando se trata de una analgesia espinal se piensa en primer término en una alteración de la sustancia gris medular.

Las anestesias cerebrales se encuentran, sobre todo, en las hemorragias, los reblandecimientos en foco y los tumores localizados en las partes posteriores de la cápsula interna; pero es evidente que la conducción puede ser interrumpida en el cerebro en cualquier punto del trayecto de las fibras sensibles.

Cuando la anestesia afecta a una mitad lateral del cuerpo, lleva el nombre de hemianestesia, que se produce cuando la lesión recae en un punto más alto del cruzamiento total de los conductores de sensibilidad, por lo cual se presenta la anestesia en el lado opuesto a la lesión cerebral.

En las formas graves de histerismo suelen existir anestesias cerebrales muy extensas y pronunciadas. Las producidas por los anestésicos y narcóticos (cloroformo, éter, alcohol, morfina, bromuro de potasio, etc.), se explican por la acción de estas sustancias sobre el sistema nervioso central.

A consecuencia de ciertas enfermedades agudas, como el tifus, la difteria y otras infecciones, suelen observares anestesias de mayor o menor extensión, cuyo origen periférico o central no está exactamente determinado. Según Fournier, en el período secundario de la sífilis se pueden observar zonas anestésicas ordinariamente de poca extensión, en el dorso de la mano y en el pecho.

Todas las formas de asfixia, propiamente dicha, producen, en las fases terminales, anestesia, y en algunas intoxicaciones, especialmente en la saturnina, la anestesia figura con mucha constancia en el cuadro sintomático.

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