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BALANZA

Del latín, bilanx, bilancis; de bis, dos, y lanx, lancis, platillo.

Instrumento que sirve para pesar. Compónese ordinariamente de una barra metálica horizontal cuyos dos brazos iguales se mueven en dirección vertical; de una aguja sobrepuesta al medio de dicha barra, que señala el equilibrio cuando se pesa, y de dos platillos a los extremos; en uno de esos platillos se pone la materia que ha de pesarse, y en el otro las pesas. || Figurativamente, comparación o juicio que el entendimiento hace de las cosas.

BALANZAR: Antiguamente, balancear, equilibrar.
BALANCEAR: Igualar o poner en equilibrio una cosa con otra en la balanza. || Dar o hacer balances. ||Figurativamente, dudar, estar perplejo en la resolución de alguna cosa.

BALANCE: Movimiento que hace un cuerpo, inclinándose ya a un lado, ya a otro.
BALANCEO: Acción, o efecto, de balancear balancearse.

BALANCÍN: Modo diminutivo de balanza.

ACOSTARSE LA BALANZA: Inclinarse a un lado, perdiendo el equilibrio.
CAER LA BALANZA: Inclinarse a una parte más que a otra.
EN BALANZA, o EN BALANZAS: En peligro, en duda, sin seguridad ni firmeza.
PONER EN BALANZA, o EN BALANZAS: Hacer dudar, titubear o vacilar.

DE BALANCÍN: Sin fijeza ni estabilidad, de una manera veleidosa e inconsecuente. Úsase comúnmente en la frase: Observar una conducta de balancín, y otras análogas.

* La balanza en física
* La balanza a través de la historia
* La balanza como símbolo
* Balanza ordinaria
* Balanza de precisión
* Influencia de la rigidez de las piezas en la balanza de precisión
* Influencia de los puntos de apoyo en la balanza de precisión
* Aumento de la precisión de las balanzas
* Balanza Roverbal
* Balanza pesa-cartas
* Balanza pesa-semillas
* Balanza de agua
* La balanza en astronomía y astrología
* La balanza eléctrica
* Balanza de inducción voltaica de Hughes
* Funcionamiento de la balanza de Hughes
* Balanza de inducción estática de Gordon
* Balanza eléctrica de Becquerel y de torsión
* Balanzas eléctricas para la medición de resistencias de circuitos
* La balanza de comercio en economía política
* Motivos de error en las balanzas de comercio
* Inexactitudes en los valores de la balanza comercial
* Análisis de los datos de la balanza de comercio
* La balanza de comercio y la escuela mercantilista
* La balanza de comercio y el numerario
* Exportación, importación y balanza de comercio
* La balanza de comercio y el excedente de importaciones
* Balanza de comercio, productos y moneda
* La balanza de comercio y los sistemas económicos
* Aplicación de la palabra balance en diversos oficios
* El balance en el Código de Comercio

La balanza en física

La necesidad de determinar el peso de los cuerpos y la sencillez con que las leyes de la palanca dan ocasión para conseguirlo, han sido causa de que allá en tiempos remotísimos se inventase la balanza.

Pero la forma y disposición de este aparato ha experimentado numerosas modificaciones según los tiempos, lugares y usos especiales a que se ha destinado.

La balanza, cualquiera que sea su disposición, está fundada en las leyes de equilibrio de la palanca, según las cuales cuando los brazos sean rigurosamente iguales (en peso y en longitud), los pesos que hayan de soportar en los dos extremos tienen también que ser iguales para que haya equilibrio; y si los brazos son de longitudes diferentes, los pesos de los extremos tienen que estar en razón inversa de las longitudes de los brazos.

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La balanza a través de la historia

Los monumentos figurados de mayor antigüedad en que aparece representada la balanza, nos la muestran de la misma forma y disposición que la conocemos hoy, y los monumentos de todos los tiempos nos demuestran que ha permanecido invariable a través de la historia, siquiera se haya modificado sucesivamente su mecanismo.

En las pinturas egipcias que representan el juicio del alma ante Osiris y su tribunal, los dioses Horus y Anubis pesan el alma en una balanza, usando como peso el signo jeroglífico de la verdad, y sirviendo de fiel el cinocéfalo, símbolo de Thot, dios de la verdad. Los platillos están suspendidos por cuerdas, a los extremos de la cruz, pasando a través de una especie de anillo o contrapeso que señalaba el equilibrio de la balanza. La que usaban para pesar el oro difería algo de la descrita: en vez de platillos tenía dos brazos que formaban ángulo con la cruz y terminaban en ganchos de los cuales se suspendían los anillos o sacos de oro.

En los monumentos griegos y romanos aparece representada la balanza de brazos desiguales, que por haberla creído de invención romana, designamos hoy con este apelativo: se usaba como hoy para pesar objetos o fardos de mucha carga. Para los objetos más ligeros y menudos, tales como comestibles, usaban la balanza de cruz (libra).

En Pompeya se han encontrado ejemplares completísimos de la romana y de la balanza: la primera tiene el brazo más largo, graduado y pendiente de él una pesa movible, que por lo general figura una cabeza que suele ser la de Minerva; del brazo más corto pendían un gancho y un platillo (lanx), aquél para los objetos sólidos o susceptibles de suspensión, y éste para los líquidos que se colocaban en vasos de vidrio o bien objetos pequeños; para que respondiera a estas dos clases de pesos, la escala graduada de que queda hecha mención es doble, sirviendo la más espaciada para pesar los objetos que se colocaban en el platillo y la más menuda para marcar el peso de los objetos suspendidos.

En cuanto a la balanza propiamente dicha, es, como la romana, de suspensión, a cuyo efecto, ambas llevan un gancho, tiene sus dos platillos y uno de los brazos aparece graduado y de él pende una pesa (cequipondium), por medio de una anilla, que tenía por objeto marcar el peso exacto según se alejara más o menos de la cruz o punto de suspensión.

En los manuscritos franceses del siglo xi se ven representadas balanzas de dos platillos con el fiel en forma de aguja, exactamente de la forma moderna. En las miniaturas del siglo xiii se ve que los platillos de las balanzas representadas tienen un borde horizontal.

También se fabricaron en la Edad Media balanzas pequeñas cuyo balancín se dobla para poderlas llevar en el bolsillo; Viollet-le-Duc, en su Dict, presenta un dibujo de una de estas balanzas perteneciente al siglo xiv, y dice que en los mercados de las ciudades del Mediodía de Francia usan todavía las mujeres esa clase de balanzas de bolsillo.

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La balanza como símbolo

No solamente los egipcios, como ya queda indicado, sino también los cristianos desde los primeros tiempos consideraron la balanza como símbolo del juicio de las almas o bien de la psycostasia o peso de las mismas; de aquí que en las primitivas sepulturas cristianas aparezca representada la balanza juntamente con una corona o con una casa y un pescado, o con una paloma y una rama de oliva.

Este simbolismo que continuó durante la Edad Media, como lo demuestra una composición de la portada de Nuestra Señora de París y otra de la catedral de Autun, se considera por los arqueólogos como una interpretación figurada de las siguientes palabras del Apocalipsis: Reddere unicuique seeundum opera sua.

Sin embargo, es de notar que en los dos primeros ejemplos citados, que corresponden a monumentos cristianos primitivos, se hace mención del contrato celebrado entre los adquirentes de las tumbas y los fossores, y en este caso la balanza expresa también simbólicamente la adquisición y venta per oes et librara; otras veces la balanza aparece figurada en las tumbas como un instrumento de profesión.

Las balanzas cristianas a que nos venimos refiriendo ofrecen la misma disposición que el tipo encontrado en Pompeya, de que nos hemos ocupado últimamente.

En una sepultura franca de la época merovingia se han encontrado balanzas de bronce, lo cual hace creer que allí fue enterrado un tesorero o quizá un agente del fisco. En Inglaterra, en los antiguos cementerios sajones, se han efectuado hallazgos semejantes.

Las balanzas no han merecido en lo antiguo ni en lo moderno exornación artística que les preste importancia. Sólo las romanas han dado pretexto, quizá porque su forma se presta más, a que el cincelado y el repujado las convirtiera en preciosos objetos de arte.

El Museo Arqueológico Nacional conserva una romana española del siglo xvii, delicadamente trabajada en hierro y bronce por el maestro Salinas, cuya firma lleva en el brazo mayor: las columnas, cornisas, resaltos y hojas de la pesa, el florón en que remata el balancín, los ganchos en forma de grifo y el fiel, todo demuestra el primor de la ejecución y el exquisito gusto del autor que consiguió hacer una verdadera obra maestra; perteneció a la casa de moneda de Segovia.

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Balanza ordinaria

La balanza ordinaria se compone principalmente de una barra horizontal de hierro, acero, cobre, etc., que se llama cruz o palanca, movible al rededor de un eje central formado por la arista de un cuchillo que divide la palanca en dos partes iguales llamadas brazos a cuyas dos extremidades se hallan colgados dos platillos de la misma dimensión y peso.

La palanca se halla además provista de una aguja, que es solidaria de los movimientos de aquélla y cuya extremidad, cuando la palanca es horizontal, se coloca delante de una señal llamada fiel.

El cuerpo que se ha de pesar se coloca en uno de los platillos: en el otro se ponen sucesivamente pesos hasta que la aguja marque el fiel o punto de equilibrio. Si la balanza es precisa, la suma de los pesos puestos en el segundo plato, es igual al peso del cuerpo puesto en el primero. Algunas veces esta igualdad no es más que aproximada. El grado de precisión con el que se puede hacer la pesada depende de otra cualidad de la balanza, o sea de su sensibilidad.

Para asegurarse de que una balanza es precisa, se examina primero si estando vacíos los platillos, la aguja se mantiene en el fiel. Puede separarse de éste ya porque los platillos no estén limpios, ya porque se les haya cambiado de sitio ya también por otra cualquiera causa. Esta falta se corrige muy bien por una disminución o aumento de peso en el otro brazo o platillo.

Restablecido el equilibrio se toman dos pesos iguales y se coloca uno en cada platillo, debiendo quedarse entonces la aguja en el fiel. Si cumple con esta segunda condición, la balanza es precisa, es decir, exacta; pesa bien. En el caso contrario, el instrumento debe rechazarse, pues sólo el constructor podría rectificarla debidamente.

Para apreciar el grado de sensibilidad de una balanza cargada con los pesos que debe comparar, se coloca en uno de los platillos un peso suplementario muy pequeño, pero suficiente para que la aguja se separe del fiel una cantidad apreciable a simple vista. Si estando en equilibrio la balanza con un peso de diez kilogramos en cada uno de los platillos, la adición de un gramo en un lado hace inclinar la palanca de una manera visible, se dice que la balanza es sensible al gramo pesando diez kilogramos, lo cual es una sensibilidad muy aceptable para las balanzas ordinarias. Las balanzas llamadas de precisión pesan en estas condiciones menos de un miligramo.

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