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ARTICULACIÓN

Del latín, articulatio.

— En anatomía, unión de un hueso con otro.
— En botánica, especie de coyuntura que forma en las plantas la unión de una parte con otra distinta, de la cual puede desgajarse; como la unión del aguijón o de la rama con el tallo o el tronco, del pecíolo con la rama, etc. || Nudo a manera de soldadura, en algunas partes de ciertas plantas, como la caña o tallo de las gramíneas.
— En maquinaria, enlace o unión de dos piezas o partes de una máquina o instrumento.
— Pronunciación clara y distinta de las palabras.
— En gramática, denominación que algunos gramáticos prefieren a la de consonante.

ARTICULACIÓN ARTIFICIAL: Juego de los órganos orales, con emisión o sin emisión de sonidos, empleado por loa sordomudos para darse a entender.

ARTICULADAMENTE: Con pronunciación clara y distinta.

ARTICULADO: Que tiene articulaciones.
— En zoología, dícese del animal cuyo esqueleto exterior está dispuesto en forma de anillos que rodean el cuerpo y se articulan unos con otros.
— En legislación, conjunto o serie de los artículos de que consta un tratado, ley, reglamento, etc. || Conjunto o serie de los artículos de que consta un escrito forense.

ARTICULADOR: Que produce la articulación de los sonidos orales; como aparato articulador; fibra articuladora; órganos articuladores, etc. Dícese también articulatorio, y en ambos casos es neologismo de gran aplicación e importancia en Gramática y en Fisiología.

ARTICULAR: Unir, enlazar. || Pronunciar clara y distintamente las palabras, o las sílabas de que éstas se componen. || En anatomía y patología, relativo o perteneciente a alguna articulación.

ARTRODIA: En anatomía, la forma más simple de articulación, en la cual las superficies articulares son planas o casi planas, incrustadas de cartílago y reunidas por una cápsula periférica que sólo permite un movimiento de desliz. Ejemplo: varias articulaciones del carpo.

* Las articulaciones en anatomía
* Las articulaciones denominadas diartrosis
* Los ligamentos en las articulaciones diartrósicas
* Órganos accesorios de la articulación
* Las articulaciones denominadas hemiartrosis o sínfisis
* Artralgia o dolor articular
* Artrítide o dermatosis artrítica
* Artritis o inflamación articular
* Artritis o sinovitis simple
* Consecuencias de la sinovitis simple
* Tratamiento de la sinovitis simple
* Artritis o sinovitis seca
* Artritis o sinovitis supurativa
* Síntomas y proceso de la sinovitis supurativa
* Tratamiento de la sinovitis supurativa
* Artritis deformante
* Artritismo
* Otras patologías de las articulaciones
* La articulación en mecánica
* La articulación en topografía
* Los articulados en zoología

Las articulaciones en anatomía

Se llama articulación a la reunión normal de dos o más huesos.

Pueden reunirse los huesos unos con otros, bien por una masa intermedia fibrosa o fibro-cartilaginosa, bien por medios de unión que limitan, con las superficies articulares en contacto, una cavidad llamada articular. Las articulaciones del primer modo se llaman suturas sinartrosis; las del segundo diartrosis.

En las sinartrosis o suturas, la masa ligamentosa intermedia tiene siempre poco espesor; el periostio se continúa de un hueso a otro sin interrupción; y la articulación está reducida al mínimum, por decirlo así; en las diartrosis la complicación articular es mayor; las superficies óseas están recubiertas de una capa de cartílago, llamado cartílago articular, en cuyo contorno termina el periostio; extiéndese de un hueso a otro una membrana delgada que tiene la disposición de un manguito, llamada membrana sinovial, constituida por una capa interna endotelial y otra externa fibrosa, y esta membrana está reforzada por ligamentos periféricos que se continúan con el periostio. Un humor, la sinovia, llena la cavidad articular, en realidad muy pequeña por el contacto íntimo de las superficies articulares. Otras veces no encajan éstas exactamente y están separadas por un ligamento interarticular adherente a los ligamentos periféricos y que divide la cavidad articular en dos compartimientos, cada uno con su sinovial, llamándose estas articulaciones algunas veces diartrosis dobles.

Las sínfisis, hemiartrosis o anfiartrosis son articulaciones intermedias, y como una transición entre las suturas y las diartrosis; en ellas las superficies están incrustadas de cartílago, la masa ligamentosa unitiva es más gruesa y resistente que en las suturas, y por su mayor espesor permite alguna movilidad a los huesos articulados; esta masa ligamentosa es unas veces maciza, pero otras presenta una cavidad central y alguna vez dos.

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Las articulaciones denominadas diartrosis

Hay que estudiar en ellas: las superficies articulares, el cartílago que las reviste, la membrana sinovial y los medios de unión o ligamentos, y además de estas partes fundamentales, otras accesorias o extrínsecas como los tendones, los músculos y las demás partes blandas periarticulares.

Las superficies articulares, que para los huesos cortos son sus caras o sus apófisis y para los largos sus epífisis, son lisas en el hueso seco y presentan color amarillento por la desecación del cartílago articular; en el hueso fresco tienen color blanco y están brillantes por la presencia de la sinovia. En general representan, aunque sólo aproximadamente, figuras geométricas; son simples, esto es, formadas sólo por una porción de plano de cilindro o de esfera, o compuestas, es decir, formadas por la reunión de dos o más superficies simples, plano y cilindro, esfera y cilindro, etc.

Ordinariamente la superficie articular de un hueso corresponde por su forma a la del otro, las elevaciones a depresiones, las eminencias a cavidades, etc.; pero no siempre tiene esto lugar, y pueden encontrarse articulaciones en que los huesos se corresponden por convexidades; en estos casos en que no encaja un hueso en otro se establece la correspondencia mediante un cartílago interpuesto entre ambos y que se adapta por sus dos caras a la forma de las superficies articulares.

El cartílago articular, llamado también cartílago de incrustación, forma una capa lisa y pulimentada, cuyo grueso es generalmente proporcional a la extensión de las superficies articulares (de dos diezmilímetros a cuatro milímetros) y va disminuyendo del centro a la periferia sobre las superficies convexas y de la periferia al centro en las cóncavas.

El cartílago de incrustación es sumamente elástico, rechaza el corte del escalpelo y resiste mucho a la presión; es bastante frágil, rompiéndose en el sentido de su espesor; carece de pericondrio y vive como parásito del hueso, pues no teniendo vasos, se nutre por imbibición; tampoco tiene nervios. Por su elasticidad y resistencia protege eficazmente las superficies óseas que recubre, y las presiones y roces que de continuo sufren, son la condición de su existencia, pues desaparece en aquellos sitios en que no se producen aquellas acciones mecánicas.

La sinovial forma en su tipo más sencillo a la manera de un tubo abierto por sus dos extremos que se insertan en el contorno del cartílago de incrustación. Las aberturas de la sinovial se acomodan a la configuración de la periferia de las superficies articulares, y por tanto, son sumamente variadas. Algunas veces esta fina membrana presenta fondos o prolongaciones de variable forma que se dirigen al interior de la articulación, que contienen grasa o envainan tendones y se llaman franjas sinoviales grasosas, repliegues sinoviales.

La sinovial se refleja sobre los ligamentos intrarticulares transformándolos por completo. La cavidad limitada por la sinovial y los cartílagos articulares constituye la cavidad articular, virtual en estado normal, como todas las cavidades serosas, por el perfecto contacto de las superficies. Entre éstas y barnizándolas y acumulado en los fondos o depresiones de la sinovial hállase un líquido alcalino un tanto pegajoso, incoloro o ligeramente amarillento, que contiene mucina y se llama sinovia. Su uso consiste en favorecer los movimientos articulares, como las grasas que se dan a los rodajes, y llenan los intersticios interiores de la articulación. Para la estructura de la sinovial.

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Los ligamentos en las articulaciones diartrósicas

Los ligamentos son de dos especies: los periarticulares están fuera de la articulación y arrancando de un hueso terminan en el otro, refuerzan la sinovial, e impiden la separación de las superficies articulares; resisten sobre todo a la tracción; los intrarticulares, interpuestos entre las superficies de articulación, que muchas veces contribuyen a formar, obran principalmente por su resistencia a la presión.

Los ligamentos periarticulares forman cápsulas fibrosas, ligamentos propiamente dichos, y ligamentos auxiliares. Los haces fibrosos que rodean la sinovial por su superficie externa forman en ciertas articulaciones un manguito completo que se llama cápsula fibrosa articular; no puede aislarse fácilmente de la sinovial y con frecuencia presenta aberturas por donde salen expansiones sinoviales. Generalmente las cápsulas fibrosas presentan mayor espesor en las extremidades de los ejes de rotación, donde suelen recibir refuerzos que se han descrito como ligamentos aparte.

Los ligamentos propiamente tales tienen forma de cintas, cordones a membranas, y se encuentran en las diartrosis en los extremos de loa ejes de rotación o sobre el trayecto de estos ejes. Algunas veces no están colocadas lateralmente respecto de la articulación, sino que están interpuestas entre las superficies óseas contiguas que sólo se articulan en una parte de su extensión, y entonces reciben el nombre de ligamentos interóseos.

Suelen recibir el nombre de ligamentos auxiliares todas aquellas partes fibrosas, musculares o tendinosas que rodeando la articulación contribuyen más o menos eficazmente a sostener las superficies articulares en su posición normal.

Los ligamentos interarticulares pueden ser marginales o centrales, pues ora se presentan formando rodetes en el contorno articular, ora constituyendo meniscos interarticulares. Los primeros forman anillos fibrosos alrededor de las cavidades glenoideas y cotiloideas; su corte es triangular; presentan una base aplicada sobre el borde de la cavidad articular, una cara interna incrustada ordinariamente de cartílago, y que continúa y amplía la cavidad, una cara externa capsular que da inserción a la cápsula fibrosa y una arista fina libre en la cavidad articular. Son tipo de estos rodetes el glenoideo de la articulación escápulo-humeral, y el cotiloideo, de la coxo-femoral.

Los meniscos interarticulares abundan en las articulaciones; hállanse, con algunas excepciones, donde quiera que las superficies articulares no concuerdan exactamente, como por ejemplo, cuando dos superficies convexas se articulan una con otra. Tienen la forma de láminas, cuyo espesor, variable para cada articulación, es mayor en la periferia que en el centro; presentan dos caras incrustadas de cartílago por regla general, que se amoldan sobre las superficies óseas correspondientes, y un borde periférico adherente a la cara interna de la cápsula fibrosa.

Resulta de la existencia de estos meniscos que la cavidad articular queda dividida en dos departamentos, y puede decirse, que la articulación en dos articulaciones, cada una con su sinovial propia. Son algunas veces incompletos, y otras su centro presenta un orificio por el cual comunican los dos departamentos de la cavidad articular.

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Órganos accesorios de la articulación

Los órganos accesorios de la articulación, que son las partes blandas que la rodean, tienen gran importancia en la anatomía y fisiología articular.

Los tendones y las aponeurosis de contención refuerzan la acción de los ligamentos.

Ciertos músculos tienen inserciones en la cápsula fibrosa y en la sinovial, e impiden las invaginaciones de estas partes entre las superficies articulares.

Ciertos puntos de las articulaciones están rellenos de pelotones adiposos, manteniendo en el reposo y en el movimiento la forma conveniente a la mecánica articular.

Las arterias, en fin, dispuestas en múltiples caronas periarticulares, garantizan el riego sanguíneo por la facilidad de la circulación colateral.

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