El armamento, respecto al material, se compone de tres partes principales: arboladura, cargos, y aparejo.
La arboladura, en caso de armamento, comprende todos los palos que no van fijos al casco, así como las vergas, tangones y botalones, cuyos efectos se hallan en el arsenal en un almacén particular para cada buque y se sacan y acomodan o arman en el acto del armamento.
En estos últimos tiempos, y la evolución restrictiva continúa cada vez más evidente, se ha disminuido por modo extraordinario la arboladura de los buques y por consiguiente su importancia como detalle del armamento: los de vela han quedado casi reducidos a servir al comercio de cabotaje y a escuelas de marinería, pues todas las industrias navales, hasta la pesca de la ballena en el Norte y la de salazones en Terranova, adoptan ya el vapor como agente propulsor de sus naves; los buques de guerra evitan la arboladura para quitar blancos al enemigo, llevando los modernos de combate sólo algún palo militar para izar señales y para que su cofa sirva de emplazamiento a cañones de tiro rápido o ametralladoras, y de puesto de observación a los vigías; y asimismo los mercantes, cuya mira principal es hoy la velocidad, llevan nada más que la indispensable para mantener velas que les permitan gobernarse en casos de averías en la máquina a la que fían y de la que esperan los verdaderos éxitos mercantiles.
Los cargos, que en caso de armamento han de pasar al buque, comprenden todos aquellos materiales de uso inmediato o de respeto que son indispensables a la subsistencia y seguridad del buque lo mismo para su autonomía ordinaria que para los accidentes fortuitos que pudieran ocurrirle en la comisión que va a emprender; en ellos van incluidos, ase en término general, las materias primeras como las piezas de ajuste, el carbón y las sustancias lubricadoras y estopas para la máquina, las cartas, cronómetros y demás instrumentos de navegación, los víveres y medicinas, y en ellos figuran también el alquitrán, las pinturas conservatrices, lonas y maderas de respeto, goma en tubo y plancha, hierro, cobre y bronce, máquina destiladora para convertir en potable el agua del mar si se agota o inutiliza la provisión contenida en los barriles y aljibes, cuanto se considera necesario, en una palabra, para hacer frente a las múltiples necesidades y accidentes que puede afrontar un buque en un tiempo determinado y teniendo en cuenta la misión que ha de cumplir y el número de tripulantes que ha de llevar.
Constituyen el aparejo las velas, cabullería y motonería necesarias para la marcha regular del buque en tanto sea el viento su propulsor; del aparejo puede decirse, como de la arboladura, que cada día disminuye su importancia, considerándolo en general, tanto por el incremento que el vapor adquiere en la navegación cuanto porque la jarcia de alambre, tan extendida ya, simplifica mucho el número y la influencia de las partes constitutivas del aparejo.
El personal que lleva un buque y que es otro de sus componentes principales, sufre también notables cambios cuando aquél pasa al estado de armamento aumentando en número y calidad, como veremos en el lugar correspondiente.
Estas consideraciones son aplicables a todos los buques que se van a armar; pero esta operación presenta diferencias esenciales si se refiere a los de guerra o a los mercantes como las presentan éstos entre si bajo este aspecto, pues ellos tienen el armamento equipo para paz y para guerra, construyéndolos hoy ya para el comercio, pero dispuestos de modo que en breve plazo y con escasas reformas puedan ser armados en guerra como avisos, cruceros o transportes.
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