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ARADO

Del latín, aratrum.

En agricultura, instrumento agrícola que tiene por objeto remover y voltear una capa más o menos profunda de la tierra labrantía. Tiende, pues, a realizar de una manera continua y económica el mismo trabajo que la azada, pala, pico, laya, etc.

— Labor o vuelta que se da a la tierra con el arado, a la que también se le da el nombre de reja.
— Por antonomasia, la profesión de labrador.

ARADA: Tierra labrada con el arado. || Cultivo y labor del campo. || Porción de tierra que puede arar en un día un par de bueyes.

ARADOR: Que ara. || Antiguamente, instrumento para arar.

ARADURA: Acción, o efecto, de arar.

ARAR: Labrar la tierra con el arado.

— En Andalucía, hacer surcos en los ríos para que la corriente arrastre las inmundicias.
— En la marina, ir un buque rascando el fondo con la quilla pero sin varar.

* La palabra arado en frases populares y refranes
* Arados antiguos
* El arado timonero español
* Arados modernos
* El arado Howard
* El arado de Dombasle
* Arado de Grignon
* Arado Armelín
* Arado simplex
* Examen comparativo de las condiciones de los arados
* Arados de vertedera giratoria
* Arados de varias rejas
* Arado aporcador
* Arado patatero
* Los arados para labores profundas
* Arados de vapor
* Uso del arado de Howard
* Uso del arado de Fowler

La palabra arado en frases populares y refranes

EL ARADO, RABUDO; Y EL ARADOR, BARBUDO: Refrán que advierte como conviene que el arado sea largo de reja, y el arador hombre hecho y forzudo.

NO PRENDE DE AHÍ EL ARADO: Frase proverbial con que se denota no estar o consistir la dificultad en aquello que se cree.

ARADA CON TERRONES, NO LA HACEN TODOS LOS HOMBRES: Refrán que enseña que la heredad que está aterronada necesita de hombres muy robustos para ararla bien y penetrarla, a fin de que produzca.

ARADOR DE PALMA NO LO SACA TODA BARBA: Refrán con que se da a entender que no todos pueden hacer las cosas difíciles.

NO SE SACA ARADOR CON PALA DE AZADÓN: Refrán que advierte que con medios desproporcionados no se puede conseguir lo que se desea.

PARECE QUE VIENE DE ARAR: Frase proverbial con que se zahiere de muy rústica, o de muy ignorante, a alguna persona.

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Arados antiguos

La invención de los instrumentos agrícolas ha debido marchar en sus manifestaciones a compás del desarrollo de la agricultura; por consiguiente debió ser en Egipto donde primeramente se imaginara.

El instrumento más primitivo para labrar el suelo parece haber sido el pico y sus modificaciones sucesivas dieron origen al arado. Osiris, primer maestro de agricultura de los egipcios, se representa con un arado en cada mano y una graba colgada de una cuerda del hombro izquierdo.

Los pelasgos o griegos aborígenes civilizados por las colonias egipcias recibieron de éstas el conocimiento del arado, instrumento que menciona Hesiodo en su poema: Los trabajos y los días. Este arado se componía de tres partes: la reja que se construía de madera de encina, y el timón y la esteva que eran de álamo o de laurel.

En Fenicia y Cartago experimentó el arado algunos perfeccionamientos y en Roma se le ve ocupar un lugar preferente entre los instrumentos agrícolas. Catón describe dos clases de arado, uno para las tierras ligeras y otro para las fuertes; Verrón menciona otro con dos orejeras; Virgilio describe otro de una vertedera, empleado para enterrar la semilla y para abonar; Plinio habla de otros de orejera y de cuchilla, y los había también con ruedas, imaginados según parece en la Galia Cisalpina.

El arado común romano es el que más se ha extendido por el mediodía de Europa y el que, con ligeras modificaciones, ha subsistido hasta los tiempos modernos en la mayor parte de las comarcas que formaron parte del imperio.

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El arado timonero español

Es una ligerísima modificación del arado común romano, usándose desde tiempo inmemorial en casi todas las provincias de España. Consta de las piezas siguientes:

— La reja, cuya forma es en general cónica o piramidal, tiene por objeto cortar el terreno a modo de cuba, ofreciendo por tal causa una gran resistencia al tiro. Voltea en parte la tierra, cuyo efecto lo completan, si bien muy imperfectamente, las orejeras, reducidas a dos trozos de madera, dirigidos hacia la parte posterior, que se introducen en dos agujeros practicados en los costados del dental.

— El dental, es la pieza de madera sobre la que se apoya el extremo posterior de la reja cuando es de cabo o bien penetra en una cavidad de ésta cuando es de cubo.

— La cama o parte posterior y arqueada del timón sirve para enlazar el dental, la reja y parte inferior de la esteva, como en los arados de Castilla, o bien penetra en una caja del dental, como sucede en los arados de talón de Andalucía. La cama es unas veces de madera y otras de hierro.

— La telera es una barra de hierro que une la cama al dental, y a veces se destina a variar el ángulo de tiro o a acortar la tierra, dándole la forma de una cuchilla.

— La esteva, pieza de madera o hierro algo arqueada y colocada en la parte posterior del dental, sirve para que el gañán gobierne el arado agarrándola o apoyándose en el extremo denominado mancera.

— El timón es una lanza de madera donde se engancha la yunta por medio del yugo. En su parte anterior tiene una serie de agujeros denominada clavijero, con objeto de fijar el tiro a mayor o menor distancia, haciendo que pique o penetre más o menos la reja en el terreno. Al mismo fin contribuyen a veces el pescuño, colocado en la escopleadura de la cama, y las belortas o aros de hierro que unen ésta al timón.

El trabajo que realiza este instrumento es imperfecto, pues la reja, obrando a manera de cuña, presenta una gran resistencia y no remueve más que una faja muy estrecha, La tierra separada vuelve en parte a caer en el surco abierto sin ser volteada, pues las orejeras lo efectúan de un modo imperfecto y poco sensible. La telera por su forma no corta la tierra, sino que, por el contrario, viene a aumentar la resistencia, y la rigidez del timón fatiga al gañán y a la yunta por las bruscas sacudidas que comunica al arado.

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Arados modernos

Para corregir todos los defectos que los arados antiguos presentaban, se han construido en estos últimos años muchos arados perfeccionados, que, si bien difieren algo entre sí en su forma y construcción, coinciden en sus partes esenciales, que son las siguientes: cuchilla, reja, vertedera talón, cuerpo del arado, estevas, timón partido, antetrén y graduador.

Las tres primeras piezas constituyen las partes esenciales de trabajo, no teniendo las demás otro objeto que unir las piezas que forman el instrumento y regular su marcha.

La cuchilla, sujeta a la cama por mecanismos variados, tiene por objeto cortar verticalmente la tierra, y debe colocarse algo inclinada, y su punta muy cerca de la extremidad anterior de la reja. Esta se reduce a una cuña plana de hierro, con la punta acerada, que corta horizontalmente el terreno.

El prisma de tierra separado por la cuchilla y la reja es, por último, invertido por la vertedera sobre el surco anterior.

Las demás piezas están constituidas por el talón, pieza de hierro análoga al dental; el cuerpo del arado, plancha a la que se une el talón y la cama; el timón partido terminado por el regulador, al cual se le enlaza la cadena de tiro; el antetrén compuesto de una rueda que puede sujetarse a distintas alturas, según la profundidad de la labor, y por último, las manceras, que tienen el objeto indicado anteriormente.

Estos arados ejecutan una labor perfecta cuando se opera en condiciones convenientes, marchando bastante sentados, lo que evita al gañán los grandes esfuerzos que tiene que ejercer con el antiguo, así como facilita el tiro de la yunta; que marcha con uniformidad.

Entre los arados de vertedera fija deben recomendarse los de Howard, de Dombasle, y los Americanos, y entre ellos el Simplex. Estos, así como el anterior, tienen el timón, cama y manceras de madera, lo que contribuye a que sean más ligeros.

La disposición de la vertedera en estos instrumentos obliga a ejecutar las besanas rectangulares o en redondo, lo cual es un inconveniente en ciertos casos, y contraría las costumbres de los gañanes.

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