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ÁRABE

Del árabe, arab.

Natural de Arabia. || Perteneciente a dicha región de Asia. || Idioma de los árabes.

ARABESCO: Arábigo. || Adorno pintado o esculpido, de composición caprichosa y fantástica, en la que entran hojas, palmas, flores, frutos, mascarones, conchas y toda clase de animales reales o imaginarios.

ARÁBIGO: Perteneciente a la Arabia. || Idioma de los árabes.

ESTAR EN ARÁBIGO O ÁRABE una cosa: Figurativamente, ser muy difícil entenderla.

* Origen etnológico de pueblo árabe
* Los árabes primitivos
* Los árabes ismaelitas
* Los árabes coreixitas
* Civilización de los árabes antes de Mahoma
* Ideas religiosas de los árabes del Yemen
* Ideas religiosas de los árabes de Heyaz
* La idolatría en la religión árabe antigua
* Ideas religiosas de los árabes nabateos
* Los árabes después de Mahoma en Asia
* Los árabes después de Mahoma en África
* Los árabes en Europa
* Causas de la decadencia del imperio árabe
* La civilización durante el imperio árabe
* Influencia de la civilización árabe
* La civilización árabe en África
* La civilización árabe en Europa
* La literatura árabe
* Influencia de la literatura árabe
* El Corán en la literatura árabe
* El espíritu literario árabe en España
* Los árabes como protectores de las letras en España
* La academia científica y literaria árabe en España
* Los historiadores y oradores árabes
* El brillo de la cultura árabe en España
* La decadencia de la cultura árabe en España
* El historiador árabe Al-Maccari
* Los árabes en las ciencias filosóficas
* Los árabes en las ciencias exactas
* Los árabes en la astronomía
* Los árabes y la medicina
* Los árabes y las ciencias naturales, química y física
* Los árabes y las artes
* Aportes árabes en arquitectura
* Los árabes y las artes industriales
* Las rutas comerciales terrestres de los árabes
* Los árabes y el comercio marítimo
* Los árabes y sus viajes
* Aportes árabes en geografía
* Filología de la lengua árabe
* La lengua árabe moderna
* Alfabeto de la lengua árabe
* La gramática de la lengua árabe
* El estilo de la lengua árabe
* Influencia del árabe sobre otras lenguas

Origen etnológico de pueblo árabe

El problema etnológico o de los orígenes es el primero que ha de estudiarse en la historia de un pueblo.

Por lo general se considera a los árabes como una sola raza. En esto hay error, pues prescindiendo del cruzamiento de los diferentes pueblos que desde los tiempos primitivos se han dirigido a la Arabia, y especialmente al territorio de la Meca, los escritores árabes distinguen tres razas diferentes, entre los que se han sucedido en la Arabia y se han conocido bajo la denominación de árabes.

Es la primera la de los árabes primitivos, descendencia de Sem, hijo de Noé, que comprende los pueblos, no sólo anteriores, sino ya extinguidos, a la predicación de Mahoma. Estos árabes son los llamados Al-Ariba, y entre ellos se contaban los editas, themuditas, amalecitas y algunos otros.

Es la segunda la denominada de árabes Muteariba (árabes que se han hecho árabes), bajo cuya denominación están comprendidos los descendientes de Yaktan o Jaktan, hijo de Heber, los cuales, establecidos en un principio en el Yemen (Arabia feliz), se extendieron después en todas direcciones (entre estos pueden contarse los himyaritas).

La tercera es la de los árabes Mustariba (árabes asimilados a los árabes), raza formada por los sucesores de Ismael, hijo de Abraham, que habitando primero sólo en el Heyaz o Arabia desierta, se extendieron también en diferentes direcciones pasados los años. A esta raza (ismaelita) pertenecieron las tribus que habitaron desde remota época alrededor de la Meca, y en particular la de los árabes coreixitas, a que perteneció el profeta.

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Los árabes primitivos

Según la opinión de algunos escritores, fue el de los editas el primer imperio, que se fundó sobre nuestro planeta después del diluvio. Ad, que fue hijo de Aus, biznieto de Sem y tercer nieto de Noé, fue su fundador y primer rey, alcanzando la fabulosa edad de mil doscientos años; casó con 1000 mujeres y engendró 4000 hijos, según la tradición.

Los editas fueron en general de gigantesca talla y colosales fuerzas; adoraron en un principio a la luna; y como todos los pueblos primitivos, se alimentaron preferentemente de la caza.

Los temuditas fueron originarios de Themud, hijo de Abir, hijo de Sem, hijo de Noé; su primer rey fue un nieto de Themud llamado Albis, quien tuvo por sucesor, después de doscientos años de reinado, a un pariente suyo llamado Giunda.

En tiempos de este rey fue cuando Dios envió a los temuditas al profeta Salih, que vivió mucho tiempo, desdeñado y tratado como un impostor por los suyos. Dícese que en cierta ocasión varios de sus enemigos, creyendo ponerle así en un aprieto, le intimaron, sí es que decía verdad y no era un embaucador, que convirtiese cierta roca en una camella que estuviera para parir y que fuese de un hermoso color negro. Salih entonces pidió su auxilio al Señor, y la piedra, después de haber arrojado terribles lamentos semejantes a los de una mujer que va a dar a luz, se abrió por completo y dejó salir de su interior una camella con las mismas señales que la habían pedido, seguida de otro recién nacido que era un tal trasunto del primero.

Todos cuantos presenciaron el hecho, y el rey que entre ellos se hallaba, se convirtieron desde aquel mismo instante; mas habiendo algunos temuditas, movidos de pasiones mezquinas, asesinaron a la camella y tratado de dar muerte al profeta, éste, después de haberlos castigado convirtiendo sus rostros de blancos en negros, salió con cuantos seguían sus doctrinas y se fue a establecer cerca de la ciudad de Ramlah, en Palestina.

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Los árabes ismaelitas

La principal de las razas árabes, en la que puede decirse que se fundaron casi todas las primeras, es la de los ismaelitas descendientes del hijo de Abraham.

Cuando éste hubo abandonado en la Meca a su hijo Ismael con su madre Agar en el lugar donde está la casa santa, había entonces una colina de tierra rojiza, y allí fue donde Agar fabricó para sí y para su hijo tina habitación. Entonces era aquel país seco y apenas producía alimento alguno; mas cuando el Señor, apiadado de ellos, hizo brotar de la tierra el agua de Zemzem y se hubo convertido en un ameno lugar, hecho que coincidió con la dispersión de los amalecitas, giorhomitas y aditas afligidos por la sequedad, los descendientes de Amalec llegaron hasta donde se hallaban y se establecieron cerca de ellos.

Ismael casóse entonces con una amalecita y al poco tiempo tuvo lugar el suceso tan sabido de la visita de Abraham a su hijo y del mal recibimiento que en ausencia de él le hizo su nuera. Ismael, enterado de todo a su vuelta por su misma mujer, la repudió, y habiendo los giorhomitas ido a habitar también cerca de la Meca, contrajo matrimonio con Sameh, la cual, como hubiese llegado su suegro a pedirle hospitalidad, le colmó de cuidados sin conocerle.

La giorhomita, que había sacado una piedra de su tienda para que desmontase con mayor facilidad, quedó admirada de ver que los pies del anciano habían dejado impresas sus huellas sobre la piedra; entonces Abraham la dijo: “Ponla aparte porque con el tiempo será venerada” y luego cuando ya iba a ponerse en camino, añadió: ”Cuando Ismael vuelva dile: Abraham te saluda y te aconseja que conserves el asiento de tu casa (tu mujer) porque no podrás encontrar otra mejor”.

Pasados muchos años de este suceso, Ismael murió dejando doce hijos, que siguieron la verdadera religión.

Cuando Ismael no había aún cumplido los treinta años, su padre le había visitado en la Meca y le había ordenado fabricar un templo. Este fue construido todo de piedra con una anchura de veintidós codos, una longitud de treinta y uno y una altura de nueve. Ismael se hizo cargo de su custodia y después de él, Nabid el mayor de sus hijos; pero a la muerte de éste el rey de los giorhomitas Al-Harit, hijo de Modas, fue el que se constituyó en guardián del templo.

Este rey estableció que todos cuantos entraran en la Meca por sus dominios, pagasen el diezmo de las mercancías que llevaran, y habiendo sido su conducta seguida por Es-Sameyda, hijo de Huba, rey de los amalecitas que gobernaba en el lado opuesto, surgieron entre ambos soberanos rencillas que convirtiéndose en cruda guerra, sólo terminaron con la derrota de los primeros que compraron la paz entregando la guardia del templo. Sin embargo muy luego volvieron a perderla y los giorhomitas la poseyeron durante un espacio de más de trescientos años.

En tiempos de Modad, nieto de Al-Harit, los árabes de antiguo origen, los aditas, abil, temuditas, giadis, amalecitas, giorhomitas, etc., desaparecieron sin que restasen de los antiguos árabes sino aquellos que descendían de Aduan y de Kaletán.

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Los árabes coreixitas

En el año 200 de Jesucristo, uno de los descendientes de Aduan, llamado Fihr, de sobrenombre el Coreix, fundó la famosa tribu de los coreixitas que tan grande influencia había de ejercer en lo sucesivo en la Meca, y uno de sus sucesores, Cossai, después de haber suplantado a los Jozar, otra tribu árabe de gran importancia, fundó al rededor de la Caaba, una ciudad que fue la verdadera Meca e impuso a sus compañeros el tributo (rifada) especie de socorro, que los coreixitas pagaban en la época del peregrinaje, para sufragar las necesidades de los peregrinos necesitados, durante los tres días que pasaban en Mina, lugar situado a poca distancia de la Meca.

Este mismo Cossai fue el que reunió en su persona los diferentes cargos pertenecientes al servicio de la Caaba, como eran el de Simia (administrador de las aguas y de su distribución), higiaba (guarda de la Caaba y del servicio del tempo), nadgua (jefe de la asamblea de los coreixitas, etc).

Cossai tuvo cuatro hijos: Abdelmunef, el menor de ellos, y del cual en línea recta descendió Mahoma, tuvo otros cuatro. Amr o Hexim, el tercero, fue el encargado de administrar los negocios del templo y subvenir a las necesidades de los peregrinos, por ser el más pudiente de todos.

Su hijo Abdel-Motalib (Cheiba), fue quién le sucedió después de su muerte. Este árabe fue un varón noble y generoso, pero tuvo la desgracia de no tener más que un hijo y como fuese desdeñado por esa razón, pues a ejemplo de los isrealitas, los árabes daban gran importancia a la paternidad, que tenían por un favor especial del cielo, hizo un voto al Señor de inmolarle uno de su hijos si le concedía hasta el número de diez. Fuese que Dios oyera sus plegarias, fuese por otra cualquier causa, en los cuarenta y un años que siguieron al nacimiento del primero, llegó Abd-el-Motalib a reunir diez y ocho, entre hijos e hijas, y no resolviéndose a cumplir lo prometido contra lo cual se rebelaba su corazón de padre, y siendo por otro lado muy temeroso de Dios, vino a caer enfermo de melancolía hasta que sus hijos le hubieron preguntado la razón de sus males y él les hubo confesado su terrible voto.

Disputaron entonces los hermanos entre si por querer cada uno ser el sacrificado y no pudiendo el padre resolverse a escoger ninguno, decidió echasen suertes para que así la casualidad dispusiese de su destino, y habiéndole tocado a Abdallah, Abd-el-Motalib, sin decidirse a sacrificarle, consultó a los adivinos qué podía hacer para redimirse de tan dura obligación.

Entonces le aconsejaron que ofreciese al señor una cosa equivalente, para lo cual podía echar suertes entre diez camellos y Abdallah, y si la suerte recaía otra vez sobre éste, volviese a comenzar de nuevo hasta que recayese sobre los animales, pues entonces sería señal de que era igualmente grato a Dios un sacrificio que el otro.

Hízolo así Abdel-Motalib y habiendo salido la suerte hasta la décima vez contraria a la víctima, cien camellos fueron sacrificados en su lugar.

Después de este suceso, fue cuando Abdallah casó con Amina hija de Galib, de cuyo matrimonio nació el profeta Mahoma.

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