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ANTIMONIO

Del árabe atzomod, estibio; según unos; del griego, contrario, opuesto, y uno solo, según otros.

Cuerpo simple, de aspecto y propiedades físicas de metal, pero considerado hoy día como metaloide por los químicos.

En estado natural se encuentra algunas veces, aunque raras, en estado nativo, o combinado con otros metales, como por ejemplo con la plata, en la discrasa o plata antimonial. Lo más frecuente es encontrarle en combinación con el azufre, formando la estibina, muy abundante en depósitos y filones en los granitos y pizarras micáceas y en los terrenos de transición, en Francia, Inglaterra, Escocia, Suecia, Alemania, Méjico, Siberia, Borneo, etc. Se encuentra también en forma de óxido en la valentinita, en la senarmontita y la cervantita; y constituyendo sulfuros dobles, o sulfo-antimonitos, en la boulangerita, burbonita, argiritrosa, berthierita, miargirita, panabasa, polibasita, plumosita, wolfsbergita y zinkerita.

* El antimonio en la historia
* Extracción y preparación del antimonio
* Propiedades químicas y físicas del antimonio
* Compuestos y aleaciones del antimonio
* Usos y aplicaciones del antimonio
* Aplicaciones terapéuticas del antimonio
* Acción fisiológica de los antimoniales
* Hidrógeno antimoniado o estibamina
* Antimoniatos
* Ácido antimónico
* Combinaciones antimónicas
* Otras combinaciones de antimonio
* Combinaciones de antimonio con presencia de oxígeno
* Antimonilo
* Óxido de antimonio o anhídrido antimonioso
* Hidrato antimonioso y antimonito
* Sales de antimonio
* Compuestos antimoniosos
* El kermes u otros sulfuros de antimonio

El antimonio en la historia

El antimonio es uno de los metales sobre que más trabajaron los alquimistas. Su color argentino, su intenso brillo metálico y la facilidad con que se alea con el oro y la plata dieron motivo a que se creyera que su transmutación en oro y plata había de ser fácil; pero si bien estas esperanzas resultaron defraudarlas, los largos y continuados trabajos efectuados con el antimonio no resultaron inútiles para la humanidad y para la ciencia, pues dieron ocasión a que se descubrieran casi todos sus compuestos, la mayor parte de los cuales han tenido gran aplicación en Medicina.

Las preparaciones antimoniales son notables en efecto por sus propiedades eméticas y purgantes y dos de ellas especialmente han subsistido a pesar de todas las revoluciones médicas, a saber, el emético (tartrato antimónico potásico) y el kermes, mezcla de óxido y de sulfuro de antimonio. En Veterinaria se usan todavía otros muchos compuestos antimoniales.

El alquimista Basilio Valentín fue el primero que extrajo el metal puro de su sulfuro y con el nombre de León oriental lo preconizó corno remedio contra todos los males; y habiendo visto que los puercos que mezclaron a su alimentación los residuos de sus operaciones con el antimonio, llegaron a adquirir una gordura extraordinaria, creyó que los preparados del famoso metal podrían seguramente restablecer la salud de los monjes de su monasterio, extenuados con los ayunos y las mortificaciones. Pero la administración del nuevo remedio no produjo en aquellos buenos religiosos los efectos que en sus puercos y perecieron en gran número. A esta anécdota se atribuye por algunos el origen del nombre de antimonio (anti, contra, y moine, monje), que equivale a decir contra los monjes.

Otros autores, quizás con más fundamento, creen que el nombre procede de las dos voces griegas contra, opuesto, y uno, único, solo, significando que este metal nunca se encuentra libre en los minerales que lo contienen.

El uso de los preparados de antimonio motivó vivas discusiones entre los médicos del siglo xvi. La facultad de Medicina de París se opuso a su empleo y el Parlamento lo prohibió en un decreto dado en 1566. La prevención contra los preparados antimoniales llegó a ser tan grande que un médico muy hábil, Paulmier, fue expulsado de la citada Facultad de París en 1609 por haberlos empleado. Al cabo de más de un siglo de luchas, la Facultad admitió el uso del vino emético y el Parlamento lo autorizó por decreto de 10 de abril de 1666.

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Extracción y preparación del antimonio

El antimonio se extrae casi exclusivamente del sulfuro, el cual se somete primero a una fusión o licuación para eliminar la ganga, de cuya operación resulta el antimonio crudo, o sulfuro de antimonio purificado, Este sulfuro se tuesta en la plaza de un horno de reverbero removiendo la masa constantemente hasta que la mayor parte del producto se haya transformado en antimoniato antimónico. El producto de la tostación se llama cenizas o escorias de antimonio y se coloca, mezclado con tártaro crudo, en crisoles tapados que se calcinan al rojo en un horno de galera. De este modo el sulfuro de antimonio no oxidado reacciona sobre el antimoniato antimónico formado en la tostación y queda antimonio metálico.

También se puede efectuar la reducción del sulfuro de antimonio por medio del hierro, cuya operación se efectúa mezclando además sulfato sódico y carbón. Las proporciones más convenientes para la mezcla son: 100 partes de sulfuro de antimonio, 42 de hierro, 10 de sulfato de sosa calcinado y 3,5 de carbón.

Para que el antimonio resulte completamente exento de arsénico hay que fundir 16 partes de antimonio obtenido por los medios anteriores con dos partes de sulfuro de hierro y dos de carbonato de sosa, pero manteniendo la masa en fusión durante una hora. El régulo obtenido se vuelve a fundir con 45 partes de carbonato sódico y aun se repite la fusión con una parte del referido carbonato hasta que la escoria resulte de color amarillo claro.

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Propiedades químicas y físicas del antimonio

Tiene por símbolo químico Sb (del nombre latino Stibium); y por peso atómico 122.

Es de color blanco argentino, con ligerísima tendencia al amarillo y al azul; presenta un brillo metálico intenso y estructura cristalina laminar. Cristaliza en magníficos romboedros, es muy friable, de modo que no puede extenderse en hilos ni en láminas, y en cambio puede pulverizarse fácilmente.

Su peso específico es 6,712 y se funde a 430°. Su dureza es mayor que la del cobre. Su dilatación entre 0° y 100°, es 0,0033; su conductibilidad eléctrica, 4,29, siendo la de la plata 100; su conductibilidad para el calor 21,5, siendo también 100 la de la plata.

Cuando se calienta en contacto del aire se oxida fácilmente y da humos blancos que se condensan sobre los cuerpos fríos en forma de pequeños cristales blancos y brillantes que denominaban los alquimistas fiares argentinas de antimonio o nieve de antimonio.

Si cuando el metal está fundido en un crisol se le vierte desde bastante altura sobre una losa, al chocar contra ésta la vena líquida de antimonio, rebota y se divide en mil gotitas que ardiendo entonces en contacto del aire, forman otras tantas chispas brillantísimas y su conjunto una especie de fuente de fuego, de aspecto verdaderamente magnífico. Los antiguos llamaban a este experimento currus triumphalis antimonii.

Es atacado por el cloro, el bromo y el iodo; proyectando antimonio pulverizado en una atmósfera de cloro seco, arde formando cloruro antimónico. El ácido nítrico también le ataca transformándole en antimoniato antimónico o en ácido antimónico, formando un polvo blanco insoluble; el ácido sulfúrico en caliente le convierte en sulfato de antimonio con desprendimiento de ácido sulfuroso. El ácido clorhídrico no le ataca; pero sí el agua regia que forma cloruro antimonioso o antimónico, según las circunstancias. Los álcalis no le atacan.

En la electrólisis de las disoluciones de antimonio, éste se deposita en el polo negativo, afectando aspecto cristalino, si las disoluciones son muy débiles; pero si son muy concentradas, se deposita en estado amorfo de color acerado y de poca densidad (5,80). Este antimonio amorfo tiene la propiedad de ser explosivo, por percusión.

El antimonio por su aspecto y por sus propiedades físicas se considera metal; pero en la mayor parte de sus compuestos funciona como metaloide y como tal le consideran hoy día los químicos, clasificándole, como tridínamo, al lado del nitrógeno, del fósforo y del arsénico.

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Compuestos y aleaciones del antimonio

Con el hidrógeno forma un hidruro de la fórmula SbH3; con el oxígeno tres óxidos, que son; el anhídrido antimonioso, el antimoniato antimónico, y el anhídrido antimónico; con el azufre dos sulfuros, a saber el sulfuro antimonioso y el sulfuro antimónico; los cuales a su vez combinándose con los sulfuros alcalinos forman sulfuros dobles o sean sulfo-antinomitos y sulfo-antimoniatos; con el selenio, dos seleniuros correspondientes a los sulfuros, y con el teluro dos telururos. Con el cloro forma cloruro antimonioso y cloruro antimónico; los cuales a su vez combinándose con otros cloruros, y con óxidos o sulfuros de antimonio, forman cloruros dobles y oxicloruros y sulfo-cloruros de antimonio. Hay también ioduros, bromuros, fluoruros, fosfuros, arseniuros y con los metales numerosas aleaciones.

El anhídrido antimonioso, Sb2O3, forma el hidrato antimonioso, que es la base de las sales de antimonio; y el anhídrido antimónico forma hidratos antimónicos que funcionan como ácidos y originan diversos antimoniatos.

El antimonio se alea con diferentes metales para muchos usos industriales, como son la fabricación de los caracteres de imprenta y de las planchas para grabar la música y para la estereotipia; para fabricar cubiertos, vasos, cafeteras y otros utensilios de cocina.

Los elementos de las principales aleaciones son el estaño, el plomo, potasio, cobre, zinc, bismuto y hierro.

Los utensilios fabricados con aleaciones de antimonio son muy brillantes al principio, pero con el tiempo pierden su brillo y se ennegrecen. Para darles su primitivo color y brillo se les frota con un trapo impregnado con aceite mezclado con colcotar o con tierra podrida, después se les lava con agua de jabón, o se secan, se les da una capa de blanco de España y por último se les limpia con una piel de gamuza.

Las aleaciones de antimonio y potasio descomponen el agua con gran energía; se inflaman en contacto del aire húmedo y detonan cuando se les pone en contacto de pequeña cantidad de agua. Estas aleaciones se prestan muy bien para la preparación de radicales órgano-antimoniados o estibinas.

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