Archivo de la categoría: Aneurisma

ANEURISMA

Del griego, dilatar; en sentido de extensión, ancho.

Tumor circunscrito, constituido con una dilatación parcial de las túnicas arteriales y en cuyo interior hay sangre líquida o coagulada.

Tomando por base la etiología, se han dividido los aneurismas en espontáneos y traumáticos; según sus condiciones anatómicas, en verdaderos y falsos, mixtos internos y mixtos externos.

Le Fort los ha dividido en aneurismas circunscritos y aneurismas difusos, fundado en la constitución de la bolsa aneurismática.

En el aneurisma circunscrito existe verdadera bolsa o saco, formada a expensas de las túnicas arteriales, regular, distinta de los tejidos ambientes que no contribuyen a su formación; el aneurisma difuso, al contrario, no tiene límites precisos, ni forma saco verdaderamente distinto, teniendo por límites los órganos vecinos y por envolvente los elementos conjuntivos que rechaza delante de sí.

Casi todos los aneurismas llamados espontáneos son circunscritos, mientras los difusos son, casi siempre, traumáticos.

* Aneurismas circunscriptos
* Anatomía patológica de los aneurismas
* Síntomas de los aneurismas circunscriptos
* Proceso de los aneurismas
* Diagnóstico de los aneurismas circunscriptos
* Tratamiento de los aneurismas circunscriptos
* Aneurismas difusos

Aneurismas circunscriptos

Más comunes en el sexo masculino, muy excepcionales antes de los quince años, raros hasta los treinta, más frecuentes de treinta a cincuenta y menos después, abundan relativamente en las profesiones que exigen esfuerzos violentos o la flexión prolongada de los miembros inferiores.

Las afecciones locales de las arterias, ciertas curvaturas de estos vasos, la situación superficial de algunos troncos, la proximidad de una articulación, de un reborde óseo, de una exostosis o de un ojal aponeurótico, son causas que predisponen a los aneurismas circunscritos.

También lo son la sífilis, el ateroma, la gota, el reumatismo y el alcoholismo, las hipertrofias del corazón y menos, seguramente, las emociones morales violentas.

No es excepcional la existencia de dos o tres aneurismas en el mismo individuo, aunque ordinariamente son únicos; Pelletan observó un individuo con 68 aneurismas y Manea otro con más de 30 (no se trataba de aneurismas millares que pueden ser innumerables).

Las arterias que padecen aneurismas son con más frecuencia: la aorta, la poplítea, la femoral y la carótida.

Las lesiones traumáticas de las arterias pueden determinar la formación de aneurismas.

Volver a ANEURISMA – Inicio

Anatomía patológica de los aneurismas

Se han llamado aneurismas verdaderos los constituidos por la dilatación de todas las túnicas arteriales, y aneurismas falsos los que poseen una bolsa de nueva formación, extraña a la arteria; mixtos internos, cuando la pared del saco está formada por las dos túnicas arteriales internas, herniadas a través de la externa, y mixtos externos, cuando la bolsa está formada por la túnica adventicia, destruidas o rotas las dos túnicas internas.

El aneurisma mixto-externo es la variedad mejor demostrada y más frecuente. Las túnicas internas de la arteria se alteran por el ateroma, por formaciones quísticas, etc. y son rotas, finalmente, por la presión de la sangre que dilata le túnica externa hasta que se equilibran la presión sanguínea y la resistencia exterior. Si después de la rotura de las túnicas internas, la sangre desprende la capa celulosa, insinuándose entre esta capa y las internas, en una extensión mayor o menor, y volviendo a penetrar en la arteria por otra abertura de las túnicas internas, se produce el aneurisma disecante de Laennec.

En todo aneurisma hay que estudiar la pared del saco y el contenido. El saco está formado por los despojos, mejor o peor conservados, de las paredes arteriales, o por una membrana accidental, como en los aneurismas traumáticos. El saco puede ser fusiforme, si su eje es el mismo de la arteria, o saciforme, si está como colgado lateralmente de la arteria, a la manera de un buche. El aneurisma fusiforme parece una dilatación de la arteria, mientras que el saciforme sólo comunica con ella por un orificio al principio pequeño y regular. Los sacos pueden ser desde el tamaño de un guisante o de una avellana hasta el de una cabeza de adulto.

El contenido del aneurisma es sangre líquida y coagulada. Los coágulos se van depositando por capas concéntricas sobre la pared del saco, decolorándose según su antigüedad, de la periferia al centro de la cavidad aneurismática. La coagulación de la sangre en los aneurismas ha intentado explicarse por la teoría de la linfa plástica, teoría de Wardrop, linfa plástica exudada por el saco y coagulada después; por la teoría de los coágulos duros y blandos o activos y pasivos, de Bellinghaur y Broca, según la cual los coágulos duros se depositan concéntricamente cuando el curso de la sangre presenta la suficiente lentitud, no admitiéndose la transformación de los coágulos blandos en duros; por la teoría de Richet que admite esta transformación, y por la de Le Fort, ecléctico, que admite con Richet la transformación de los coágulos y cree con Broca que es necesaria la persistencia de la circulación sanguínea en el aneurisma para que tenga lugar aquella transformación.

La circulación de la sangre es distinta en los aneurismas fusiformes de la de los saciformes; en los primeros, que parecen dilataciones arteriales en forma de huso, la circulación no experimenta más cambio que hacerse más lenta con el aumento de diámetro de su cauce; la tensión sanguínea disminuye y más allá del aneurisma el pulso falta o es muy débil, porque la sangre impulsada por el sístole cardíaco pierde su fuerza al dilatar el aneurisma. En el saciforme el mecanismo circulatorio es distinto; durante el diástole arterial, parte de la sangre sigue el trayecto de la arteria, y parte penetra lateralmente por el orificio del aneurisma; en el sístole arterial el saco se retrae lanzando la sangre con débil tensión en el extremo periférico de la arteria.

Al desarrollarse un aneurisma rechaza, excéntricamente, las partes que le rodean; condensa en su periferia el tejido celular o conjuntivo; las aponeurosis acaban por ceder; los órganos huecos, conducto torácico, tráquea, esófago, son comprimidos y ulcerados por los aneurismas que triunfan de todos los obstáculos, porque a diferencia de los demás tumores, no sólo obran por su crecimiento, sino que trabajan, activa y constantemente con sus latidos o movimientos rítmicos de expansión; hasta los mismos huesos son desgastados, luxados y desarticulados por los aneurismas, como ocurre con el esternón, las clavículas y las costillas en los casos de aneurismas del cayado de la aorta.

Volver a ANEURISMA – Inicio

Síntomas de los aneurismas circunscriptos

Los aneurismas circunscritos se presentan como tumores de variable volumen, situados en el trayecto de una arteria y con forma más o menos globulosa. Su consistencia suele ser blanda, pastosa; y a la presión son reducibles parcialmente, aunque no siempre. Claro es que estos caracteres, como algunos de los siguientes, no pueden apreciarse en los aneurismas profundos.

El tumor late isocrónicamente con el corazón, correspondiendo su expansión a la diástole arterial; y además suele presentar una vibración o estremecimiento particular que se denomina thrill, dependiente de las vibraciones del contenido del saco aneurismático.

Por medio de la auscultación puede apreciarse en los aneurismas un ruido de soplo que coincide con la entrada de la sangre en las cavidades del aneurisma, seguido de otro más suave que coincide con la retracción elástica del saco y la salida de la sangre, pero este último ruido es inconstante.

Todos estos síntomas desaparecen si se comprime el tronco arterial entre el aneurisma y el corazón, si es posible, y se acentúan si se comprime la porción periférica de la arteria. El pulso es más débil en esta porción periférica.

Además de estos síntomas comunes a los aneurismas circunscritos, existen otros dependientes del asiento y circunstancias particulares de cada aneurisma y que se estudiaran en artículos particulares.

Volver a ANEURISMA – Inicio

Proceso de los aneurismas

El curso de los aneurismas es ordinariamente progresivo; y las terminaciones posibles las siguientes:

1° Pueden permanecer estacionarios por períodos más o menos largos.
2° Curar espontáneamente.
3° Romperse.
4° Inflamarse.
5° Gangrenarse.

La curación espontánea, que no es frecuente, pero tampoco excepcional, se efectúa por la formación de coágulos que llegan a obliterar la cavidad aneurismática.

La rotura no traumática del aneurisma se verifica por el aumento de volumen del tumor y la excesiva distensión de sus paredes. Según Verneuil, la obliteración venosa tiene mucha influencia como causa eficiente. De ordinario la rotura tiene lugar al hacer un esfuerzo el enfermo; otras veces es producida por una violencia exterior. Si los tegumentos han sido destruidos, la hemorragia que sigue a la rotura se verifica al exterior; en el caso contrario la sangre se insinúa por los intersticios de los órganos vecinos, o fraguando una cavidad accidental en el tejido celular y constituyendo lo que se llama aneurisma falso circunscrito consecutivo. El aneurisma puede abrirse también en una cavidad próxima, articulación, serosa, o tráquea, tubo digestivo, etc., o en una vena, en cuyo caso se forma el aneurisma arterio-venoso.

Si el aneurisma roto es voluminoso, la hemorragia que sobreviene ocasiona una muerte fulminante; pero compréndese que el pronóstico de la rotura está subordinado al orificio por donde la hemorragia se verifica y a la formación de trombus obturadores, que pueden momentáneamente detenerla.

La inflamación del saco puede producir dos opuestos resultados; ya la curación, por formarse coágulos que obliteran el aneurisma, ya la rotura con todos sus peligros, y esto es lo más frecuente, cuando la inflamación llega hasta la supuración.

La distensión extrema del saco y la compresión contra las partes vecinas puede gangrenar el aneurisma, cuyo efecto puede depender también de un exceso de inflamación. La gangrena da lugar a roturas y a la muerte por hemorragia.

Volver a ANEURISMA – Inicio