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ANATOMÍA

Del griego; en sentido distributivo, según unos, de través, según otros, sección, corte.

Disección o separación artificiosa de las partes de un cuerpo orgánico, y especialmente del humano. Úsase también en sentido figurado. || Ciencia que tiene por objeto dar a conocer el número, estructura, situación y relaciones de las diferentes partes de loa cuerpos orgánicos, y especialmente del humano. || En escultura y pintura, disposición, tamaño, forma y sitio de los miembros externos que componen el cuerpo humano o el de los animales.

ANATÓMICO: Perteneciente o relativo a la Anatomía. || Anatomista.

ANATOMISTA: Profesor de Anatomía.

ANATOMIANO: Antiguamente, anatomista.

ANATÓMICAMENTE: Conforme a las reglas de la Anatomía.

ANATOMIZAR: Hacer o ejecutar la anatomía de algún cuerpo. || En escultura y pintura, señalar exactamente en las estatuas y figuras los huesos y músculos, de manera que se distingan bien.

ANATOMISMO: Doctrina médica que consiste en explicar todas las funciones de un órgano o de un tejido por la estructura y demás disposiciones físicas de la parte, así como las alteraciones funcionales, por los cambios morbosos del estado anatómico. No puede profesarse el anatomismo sin ser organicista; pero se puede ser organicista sin profesar el anatomismo, porque la doctrina organicista no implica que todos los fenómenos fisiológicos o patológicos de que un órgano es asiento, dependan exclusivamente de las condiciones inherentes a este órgano.

* La anatomía y la medicina
* Historia de las investigaciones anatómicas
* La anatomía en la civilización griega
* Galeno y la anatomía
* Decadencia en la investigación anatómica
* Resurgimiento de la anatomía en el siglo xiii
* Progreso en los conocimientos de la anatomía
* La anatomía en la época moderna
* Divisiones o ramas de la anatomía
* Anatomía descriptiva
* Anatomía general
* Anatomía comparada y anatomía filosófica
* Anatomía patológica
* Anatomía artística
* Historia de la anatomía artística

La anatomía y la medicina

Ciencia de la organización o sea la rama de la Biología que estudia los caracteres estáticos de los seres organizados, en tanto que la Fisiología estudia sus manifestaciones funcionales y las transformaciones que presentan en el ciclo de su existencia.

Etimológicamente la Anatomía es el arte de separar por medio de instrumento cortante las diversas partes de que se compone el ser vivo, para conocer su estructura. Así considerada, Anatomía equivale exactamente a disección; pero no debe confundirse la ciencia con su instrumento, aun cuando sea tan precioso y fecundo como lo es la disección respecto de la ciencia anatómica.

Se ha intentado sustituir la palabra Anatomía con las de Morfología, Antropotomía, Somatología; la primera comprensiva del estudio de la forma de todos los seres, y las otras dos relativas solamente al cuerpo del hombre; pero estas innovaciones no han prevalecido, conservando hoy en el uso la voz Anatomía la misma autoridad que durante el transcurso de los siglos.

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Historia de las investigaciones anatómicas

Cuanto más se progresa en el conocimiento de las primitivas civilizaciones, más remoto aparece el origen de las investigaciones anatómicas.

El Ayurvedas, libro sagrado de los Indos, contiene un sistema completo de Medicina profesado hace 80 siglos por el venerable Dhanvantare y compuesto por Susruta, uno de sus discípulos. Esta obra ha sido traducida del sanscrito por el Doctor Hesser, y en ella se encuentran pruebas de los extensos conocimientos anatómicos de los pueblos de la península indostánica en época indeterminada de su cronología; pero que por lo menos se remonta a mil años antes de Jesucristo.

La Anatomía no alcanza en el pueblo hebreo tan considerable desarrollo.

En la Ilíada y en la Odisea, Homero, si par que la lengua, la religión, la historia, la geografía política de los griegos, refleja, aunque en un término secundario, sus conocimientos en las ciencias, mostrando que la Anatomía no les era desconocida. Malgaigne ha recogido en la Ilíada hasta ciento cuarenta y cinco observaciones de todas clases y no vacila en afirmar que aquel histórico poema contiene una bellísima anatomía de regiones. Homero cita los maleolos, la pleura, las vértebras, la clavícula, el húmero, el fémur, la tibia; describe elegantemente el tendón de Aquiles, emplea la palabra nervio, y no confunde los órganos de este nombre con los tendones; conoce el ligamento suspensorio del hígado, sabe que la pierna está formada por dos huesos; que las vísceras están en el abdomen y los pulmones en el pecho; sabe también que existe el plexo braquial y que de él dependen los movimientos del brazo; que las heridas del cuello son mortales, a su juicio por la vecindad de la médula espinal, etc., etc.

Todos estos conocimientos anatómicos de los antiguos debiánse, en cierto modo, a la casualidad, no a investigaciones científicamente dirigidas al conocimiento de la estructura de los seres.

Los sacrificios sangrientos ofrecidos a los dioses, las heridas de guerra o las producidas en otras circunstancias, la preparación de los animales destinados a la alimentación y los embalsamamientos de los cadáveres en el pueblo egipcio, eran fuentes de nociones anatómicas diversas e incompletas, sin esperanza de llegar a constituir cuerpo de doctrina, hasta que se abriera el libro de la naturaleza, que es el cadáver, sin otro objeto que el de conocer su composición y el orden de sus partes.

Desgraciadamente la superstición religiosa, tomando la forma de respeto a los despojos de la muerte, se oponía esta vez, como tantas otras, al conocimiento de la verdad privando a la especie humana de sus beneficios.

De esta suerte Hipócrates, nacido 460 años antes de Cristo, no abrió nunca cadáveres humanos. Su libro de los Pronósticos, el Tratado de los humores, el de los Efectos del aire, de las aguas y de los lugares y los de las Fracturas, Luxaciones, Heridas de la cabeza, los Aforismos, etc., no contienen absolutamente nada sobre Anatomía; sólo en algunas obras que con falsedad se le han atribuido, se encuentran algunos detalles anatómicos y éstos llenos de errores y contradicciones.

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La anatomía en la civilización griega

Y si en el período de florecimiento de la civilización griega se registran algunos progresos en Anatomía, se debe a la disección de animales con que algunos médicos y filósofos satisfacían su curiosidad científica, tales como Alemeon de Crotona, Empédocles, que hizo el paralelo entre los órganos de reproducción de los animales y vegetales, Demócrito, autor de un libro acerca de la anatomía del camaleón, Epicarmo, Anaxágoras, Filistion, Crisipo, Pliotemeus, Filótimo, etc. Así dice Aristóteles: “que las partes del hombre son desconocidas, o por lo menos sólo puede juzgarse de ellas por la semejanza que deben tener con los órganos de los animales”.

Erasistrato de Cos, discípulo de Aristóteles y de Crisipo, y Herófilo, de la escuela de Alejandría, fundada por Tolemeo Soter y Tolemeo Filadelfo, son los primeros médicos, según la historia conocida, que han disecado cadáveres humanos. Más aún: según testimonio de Cebo y de Tertuliano, Erasistrato y Herófilo llevaron su amor a la ciencia hasta la barbarie, haciendo investigaciones anatómicas en el hombre vivo; para lo cual les eran entregados los reos condenados a muerte.

Posible es, como dice Chereau, que esta acusación tremenda no tenga más valor que el de la fábula, según la cual Medea cocía vivos a los hombres, porque usaba los baños de agua caliente; mas es lo cierto que a aquellos fundadores de la Anatomía científica se deben importantísimos descubrimientos.

Erasistrato descubrió los vasos quilíferos, aunque los tomó por arterias, mostró que arterias y venas arrancan del corazón, designó las válvulas sigmoideas y tricúspides del corazón, describió elegantemente los vasos brónquicos, dice que el aire es atraído por el pulmón, del pulmón al corazón y de éste por la aorta lanzado a todas las partes del cuerpo; conoció la vena acigos; inventó la palabra parénquima, etc., etc.

Herófilo estudia el cerebro, describe la duramadre, la píamadre, las coroides, la confluencia de los senos de la duramadre, el calamus scriptorius, el infundibulum; entrevé las relaciones del encéfalo y de la médula y considera estos órganos como asiento de las sensaciones y movimientos, distingue los nervios en sensitivos y motores, da el nombre al duodeno, etc., etc.

Desgraciadamente el privilegio que estos dos insignes anatómicos gozaron, fue debido a la caprichosa curiosidad de dos príncipes, y pasaron largos siglos sin que los médicos pudieran abrir cadáveres humanos, progresando la Anatomía muy lentamente hasta Galeno.

Cítanse en este periodo Arcagatus y Asclepiade de Bitina, que entrevió la traqueotomía; Cassius, que conocía el entrecruzamiento de los nervios en la base del cerebro; Rufo de Efeso, del que se conserva una nomenclatura de las principales partes del cuerpo humano; Soranus de Efeso, que parece haber disecado el cadáver de una mujer; Areteo de Capadocia, aun más adelantado que Soranus en Anatomía; Marinus, Quintus, Lucus, Satirus, Stratonicus, Pelops, Numesanius, Fecianus, Hesaclianus, cuyos descubrimientos en Neurología le dieron gran renombre, Antígenes, Elio Mecio, Sabinus, etc., todos aplicados a la ciencia anatómica, pero cuyas obras se perdieron, con los monumentos en que estaban depositadas.

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Galeno y la anatomía

Galeno, nacido en Pérgamo, en el año 181 de J. C., discípulo de Satirus y de Stratónicus, formado en la escuela de Alejandría, médico de Marco Aurelio y de sus hijos Sexto y Cómodo, forma la cúspide de la Medicina griega y supere en Anatomía a todos sus predecesores.

Su obra “De usu partium” es admirable aun en nuestros tiempos.

Galeno, sin embargo, no disecó cadáveres humanos; hacía sus disecciones en animales y principalmente en los monos. Tal vez, por excepción, pudo abrir el cadáver de algún cuño abandonado por la barbarie de sus padres, o de algún asesinado en los campos, o ejecutado en la cruz.

Su Tratado clásico de los huesos, sus nueve libros de Administraciones anatómicas, donde explica la manera de proceder en las disecciones, dando también la descripción de todos los órganos; su Tratado de la disección de los músculos (en el mono); los de la disección de las arterias, de las venas y de los nervios, y sobre todo su obra maestra ya citada, son elocuentes testimonies de los vastos conocimientos anatómicos de este médico, tan notable por la precisión de sus investigaciones, como caprichoso y soñador en sus interpretaciones teóricas.

Y en mérito es tanto mayor cuanto que tan escasos eran sus medios de estudio, que él mismo se precia como de una rara fortuna de haber podido examinar a su gusto huesos humanos arrastrados por el desbordamiento de un río que destruyó un sepulcro reciente, y los de un cadáver expuesto a las aves carniceras que lo devoraron en dos días.

Como prueba de lo inaccesible de la organización humana a los médicos durante el florecimiento romano, merece citarse la imagen de mármol que representa las vísceras abdominales y torácicas colocadas en sus cavidades naturales, encontrada en las excavaciones de Roma hace más de un siglo, entre las vías Labicana y Prienestina, en una quinta de Antonio Musa, médico de Augusto.

Las vísceras representadas en esta escultura, aunque colocados en un tórax y en un abdomen humanos, no son las del hombre, sino las del mono; y el corazón, dirigido verticalmente, situado en la línea media del tórax y tocando apenas el diafragma, es exactamente el corazón descrito por Galeno.

Galeno es el más notable de los médicos greco-romanos y también el último. Después de Galeno la Anatomía entra en un período de lastimosa decadencia que dura trece siglos.

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