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ALGODÓN

Del árabe, alcotón.

Algodonero (planta). || Borra del algodonero y la vedija que de ella se hace. || Hilado o tejido hecho de esta borra. || Figurativamente, cosa blanda o tierna.

ALGODONES: Hebras gruesas de algodón, seda deshilada, raeduras de asta, o cualquier otra cosa semejante, que se ponen en el fondo del tintero a fin de que la pluma no coja más tinta que la necesaria para escribir.

ALGODONAL: ni. Terreno poblado de plantas de algodón. .

ALGODONAR: Estofar o rellenar de algodón alguna cosa.

ALGODONERO, RA: Perteneciente o relativo al algodón. || Planta del algodón. || Persona que trata en algodón.

ESTAR UNO CRIADO ENTRE ALGODONES: Estar criado con regalo y delicadeza.

LLEVAR, METER O TENER a uno ENTRE ALGODONES: Tratarlo con demasiada blandura y regalo.

* El algodón en la tecnología
* Historia del algodón
* Características del algodón
* Recolección del algodón
* Despepitado del algodón
* Limpiado del algodón
* El algodón en América
* El algodón en el Levante y Europa meridional
* El algodón en África
* El algodón en Asia
* Hilado y elaboración del algodón
* Operaciones preparatorias para el hilado del algodón
* Estirado y doblado del algodón
* Hilado y valoración de los hilos de algodón
* Vaporización y empaquetado de los hilos de algodón
* Usos del algodón
* Usos del algodón en medicina
* El algodonero en botánica
* Especies de algodonero
* Alteraciones y enfermedades del algodonero

El algodón en la tecnología

Borra vegetal, formada de filamentos largos, sedosos y dulces, que envuelve las semillas del algodonero. Es una de las primeras materias que da origen a mayor movimiento comercial.

Del trabajo que exige viven numerosas poblaciones en casi todos los países del mundo, pudiendo decirse que se cuentan por millones los hombres ocupados en cultivar el algodón, comerciar con él, transportarle por las vías de mar y tierra, hilarlo, tejerlo y teñirlo.

Por esto los ingleses, para resumir en una palabra la poderosísima influencia que esta mercancía ejerce hoy en la riqueza y condición de la mayor parte de los pueblos civilizados, le dan el nombre pomposo de rey algodón (the king cotton).

Las propiedades útiles del algodón son las siguientes: longitud, finura, flexibilidad, fortaleza, sedosidad, elasticidad, regularidad en la largura de las fibras.

Dos de estas propiedades influyen sobre todo en el precio del algodón vellón; estas son la longitud y la finura. La primera es tan importante que sirve de base a la división de los algodones en dos clases: los de hebra larga y los de hebra corta. Los filamentos largos son también en general, al menos los más finos; los más sedosos, los más elásticos y los más fuertes.

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Historia del algodón

El uso del algodón se remonta a tiempos antiquísimos.

Los egipcios de los tiempos de Herodoto empleaban ya el algodón para la fabricación de sus tejidos: la Biblia y los libros santos hablan de tejidos fabricados con esta misma materia; referencias de Teofrasto, Estrabón y Plinio prueban también que en su tiempo ya se encontraba muy extendida la fabricación de tejidos de algodón en algunas comarcas.

En Grecia y en Italia se conoció el uso del algodón a principios de la Era cristiana, sin que, al parecer, se aclimatase en estas naciones el cultivo del algodonero; las primeras tentativas para este objeto se hicieron en España, en las cercanías de Sevilla, hacia el siglo ii, extendiéndose después mucho este cultivo en la península durante la dominación sarracena, de tal modo, que del siglo x al xiv los algodones de Granada sobrepujaron en fama a los de Oriente.

Por esta época se establecieron en Venecia y Milán las primeras fábricas donde se trabajó el algodón, y hasta el siglo xvi no apareció esta industria en Inglaterra y Flandes.

La primera aplicación del algodón en Francia se hizo en Ruan en 1534; en Lyon en 1580 y en Troyes en 1582; pero cuando la importación del algodón en Francia tomó cuerpo y fijeza, fue en tiempo de Colbert, ministro de Luis XIV; al cabo de 100 años ya entraban en Francia más de 30 clases de algodones procedentes de las escalas de Levante a Marsella, y un poco extrafino de las Antillas.

En Inglaterra los primeros ensayos en la fabricación de tejidos de algodón fueron, según parece, un poco anteriores a los efectuados en Francia; pero el desarrollo industrial del trabajo de esta materia es próximamente de la misma época.

En América el descubrimiento del algodonero data de las primeras expediciones de los viajeros españoles. Hernán Cortés lo encontró en Méjico, y los primeros exploradores que llegaron a Meschacebé (Mississippí) lo encontraron en gran abundancia.

En 1736 el algodonero se cultivaba en América como planta de jardín, hasta los 39° de latitud norte; 40 años mas tarde fue introducido en el Maryland y desde entonces la producción y exportación del algodón de la América del Norte, ha adquirido un desarrollo siempre creciente.

Por último, desde fines del siglo xviii, después de las grandes invenciones de Hargreabes, Arkwright, Cromton y Kartwright, el comercio y la fabricación del algodón han adquirido una extensión verdaderamente extraordinaria.

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Características del algodón

El algodón, considerado químicamente, es celulosa, casi pura, pues no deja apenas un 1 por 100 de residuo cuando se quema, de suerte que le corresponden todas las propiedades químicas asignadas a la celulosa.

Su composición es:
Carbono. 42,11%
Oxígeno. 52,88%
Hidrógeno. 5,06%

Es blanco, amarillo o rojizo. Su densidad oscila entre 1,47 y 1,50.

Los filamentos observados al microscopio aparecen bajo la forma de tubos cónicos, aplastados y transparentes, y algunas veces arrollados en hélice, ya en un sentido, ya en otro, sin tabiques transversales y cerrados por sus dos extremidades.

Su diámetro varía, según la clase, de 1/55 a 1/85 de mm.

La fibra de algodón es generalmente un poco frágil cuando está seca, y de una gran flexibilidad cuando húmeda.

Para apreciar la finura de las diferentes clases de algodón, Heilmann ha hecho curiosos experimentos de los cuales ha resultado que el algodón más fino, que es el Georgia, hebra larga representa 85 hilos por milímetro cuadrado, y el menos fino es el de Surate, que contiene 55 hilos por milímetro cuadrado.

Para apreciar la fuerza de las fibras, M. Heilmann ha determinado el peso necesario para romper por tracción un hilo de marca o número determinado, y de un número de fibras conocido.

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Recolección del algodón

La época de la recolección del algodón varía según el clima.

Para llegar las cápsulas a su completo desarrollo necesitan mucho sol.

Las cápsulas que están en las ramas exteriores, maduran y se abren las primeras; las del interior y de las ramas bajas del arbusto maduran más tarde, habiendo muchas veces una diferencia de tres meses.

Las cápsulas se abren espontáneamente en sentido longitudinal, y a medida que el aire y el sol penetran en ellas, va tomando más cuerpo y consistencia la fibra; pierden entonces la forma esferoidal los ovillos de dentro de las cápsulas, y salen copos o vedijas que flotan a merced del viento.

Durante el tiempo que las cápsulas van madurando, se verifica la recolección en las veces que se cree conveniente; y como a medida que adelanta la estación, las cápsulas tardan más en abrirse, la última vez se recogen también las que todavía no están abiertas. Estas se ponen en tablas al sol o en hornos ligeramente caldeados para que se abran, pero dan siempre un algodón inferior.

En Andalucía empezaba la recolección a principio de septiembre, practicándola mujeres y altos en tres o cuatro veces. Citando los recolectores son diestros en esta operación, cogen los copos de algodón a dos manos, echándolos en anee bolsas, que vacían luego en sacos, dejando le cubierta de la cápsula en la planta.

El algodón de la primera recolección es mejor que el de la segunda, y éste mejor que el de le tercera. No puede, dejarse el algodón mucho tiempo en la planta, porque se cae fácilmente y se mancha si sobrevienen lluvias.

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