Archivo de la categoría: Acero

ACERO

Del bajo latín aciarium, de acies, punta o filo.

Combinación de hierro y carbono. De textura más fina que el hierro y de igual o mayor dureza, adquiere por el temple en agua fría un alto grado de elasticidad y fragilidad.

— Figurativamente arma blanca, espada.
— Medicamento que se daba a las opiladas y se componía de acero preparado de varias maneras.
— Poéticamente, armadura del guerrero.

ACEROS: Temple y corte de las armas blancas. || Figurativamente. Ánimo, brío, denuedo, resolución.

* La palabra acero en frases y refranes
* Composición y características del acero
* Constitución del acero
* El acero en la historia antigua
* Antiguos procedimientos de fabricación del acero
* Métodos de fabricación del acero
* Fabricación del acero natural
* Fabricación del acero batido
* Fabricación del acero por cementación
* Acero Wootz y acero damasquino
* Obtención del acero por descarburación
* Fabricación de acero por la fusión de hierro colado y dulce
* Métodos de fabricación de aceros especiales
* Temple de los aceros clásicos
* Aceros de segunda serie
* Acero Bessemer
* Acero Martin Siemens
* Acero Ponsard
* Otros tipos de aceros
* Clasificación internacional de los aceros
* Clasificación comercial de los aceros
* Aplicación del acero
* El acero en las construcciones navales
* Pruebas de calidad del acero en las construcciones navales
* El acero en artillería
* Producción de acero por países
* Conservación del acero
* Higiene en la fabricación del acero

La palabra acero en frases y refranes

CUANDO SE AFILA EL ACERO, SE GUARDA EL TINTERO: Refrán que indica que en tiempo de guerras no prosperan las letras.

TENER BUENOS ACEROS: Tener buen diente.

VUELVA EL ACERO A LA VAINA: Frase que se suele usar cuando, después de haber servido una cosa, se guarda en el mismo lugar de donde se había sacado, hasta tanto que se vuelva a tener necesidad de ella.

Volver a ACERO – Inicio

Composición y características del acero

El acero es un producto formado por hierro y carbono, conteniendo además cantidades muy variables de sílice y a veces de fósforo, arsénico, manganeso, azufre y nitrógeno.

Aunque basta la mas pequeña cantidad de estos últimos cuerpos para dar al acero propiedades muy variables, se consideran siempre como únicos elementos fundamentales el hierro y el carbono, y en tal concepto se dice que éste es un carbono de hierro que contiene menos carbono que el hierro colado o fundición y más que el hierro dulce.

La composición del acero varía con la naturaleza de los minerales y con los procedimientos de fabricación; y a su vez las propiedades físicas del producto varían también, no solamente con la composición química, sino con el método seguido al prepararle.

Fremy publicó en 1861 los resultados de sus investigaciones sobre la composición del hierro colado y del acero, deduciendo que el acero no es un carburo simple, sino un nitruro y carburo de hierro. Es positivo, en efecto, el haberse demostrado la presencia del nitrógeno del amoniaco en el acero y en el hierro dulce y en el hierro colado.

La aceración es debida, más que a una combinación química, a un fenómeno físico que transforma la estructura molecular del hierro al convertirlo en acero.

Siemens define el acero diciendo que es un compuesto de hierro y otra sustancia que aumenta su resistencia. Según Chevreul, el acero es un estado particular del hierro, producido por la unión de este metal con cuerpos cuya naturaleza puede variar y que se endurece por el temple.

Volver a ACERO – Inicio

Constitución del acero

La teoría más reciente y completa acerca de la constitución del acero ha sido formulada el año de 1883 por los Sres. Osmond y Werth, como resultado de largas observaciones y multiplicados experimentos hechos en el laboratorio de la compañia del Creusot. Osmond y Werth admiten que el acero natural esta formado de granulaciones de hierro dulce revestidas generalmente de una especie de barniz de carburo de hierro, cuyo espesor varía según la dureza del acero y las condiciones físicas en que se han verificado las agrupaciones moleculares. Comparan de esta suerte la granulación ferrosa al núcleo de una célula, y el carburo a la envoltura, constituyendo el conjunto lo que denominan célula simple. El carburo, con todos los demás cuerpos simples que suelen encontrarse en el acero, forma una especie de cemento que reúne los núcleos entre sí.

Para explicar la formación de la célula simple y el papel que desempeña en la constitución del acero, Osmond y Werth parten del supuesto que el carbono existe en estado libre en los hierros colados, presentándose bajo la forma de grafito y resultando evidentemente de la descomposición del carburo de hierro a una temperatura muy elevada.

Así, pues, una barra de acero calentada al rojo debe contener: 1° hierro en exceso; 2° uno o varios carburos de hierro; 3° carbono libre; a medida que se la caliente más y más, la proporción de carburo de hierro no disociado irá disminuyendo y la del carbono libre aumentará.

Al contrario, si se examina una masa de acero fundido y recién colado en una lingotera, se podrá apreciar que el enfriamiento determina: 1° una recombinación gradual del hierro y del carbono disociados, y 2° la solidificación del hierro en exceso mucho menos fusible que los carburos. Esta diferencia de fusibilidad del hierro y sus carburos es la que determina, por lo tanto, la formación de las granulaciones de hierro puro que constituyen, según Osmond y Werth han reconocido, la unidad anatómica primordial del tejido celular que constituye el acero.

Estos globulitos de hierro se precipitan a medida que se forman en el seno del líquido madre constituido esencialmente de carburo de hierro y otras combinaciones del hierro con diversos metaloides; parte de dichos globulitos se adhieren a las paredes ya solidificadas, y parte se reúnen en el fondo del vaso cerrado formado por las paredes solidificadas; una vez en el fondo, sea por su propio peso, sea por la presión que origina la retracción de las capas exteriores, se aprietan unos contra otros y como son muy plásticos al hallarse próximos a su punto de fusión, se deforman mutuamente y adquieren superficie poliédrica; estos poliedros constituyen lo que se llama vulgarmente grano de acero.

Continuando el enfriamiento, se concibe que vayan aislándose y precipitándose los materiales de segunda solidificación (fosfuro de hierro, siliciuro de manganeso, etc.), según sus afinidades y puntos de solidificación respectivos; quedando en estado fluido una mezcla más o menos compleja en la que domina ordinariamente el hierro carburado, que a su vez se solidifica, al continuar el enfriamiento, entre los espacios que dejan entre sí los globulitos poliédricos y los une formando una sola masa.

Los globulitos que constituyen el núcleo de las celular simples no son unidades independientes, sino que forman entre sí agregaciones complejas, según se advierte por las figuras de forma complicada que se manifiestan en las secciones obtenidas por fractura de lingotes, y muy especialmente hacia el centro de estos, donde la retracción del cemento ha dejado muy visibles los mencionados globulitos.

La teoria de Osmond y Werth, sobre la constitución del acero, descansa, pues, sobre tres hechos fundamentales; 1° disociación del carburo de hierro; 2° formación de células simples compuestas de un núcleo de hierro puro y una cubierta de carburo de hierro, y 3° formación de edificios o aglomerados de células simples, cuyas superficies de contacto no presentan señales de carburo y que por lo tanto carecen de cubierta.

Volver a ACERO – Inicio

El acero en la historia antigua

La fabricación del acero natural es antiquísima y ha tenido su origen en las comarcas bañadas por el Indo y el Ganges. De la India pasó al Egipto por la vía del mar Rojo unos 1600 años antes de Jesucristo.

Los griegos conocieron igualmente el acero desde los primeros tiempos de su existencia histórica; Homero habla de él en términos bien precisos.

El empleo del acero, y por lo tanto la fabricación y el uso de instrumentos cortantes fabricados con hierro carburado modificado por el temple, ha tenido que ser muy antiguo entre los pueblos de Asia, África y Europa, porque con ningún otro metal hubieran podido tallar, pulimentar y esculpir el granito, el pórfido y el basalto, ni gravar en tan duras piedras los jeroglíficos y bajos relieves cuyas líneas se admiran hoy en día por su limpieza, vigor y profundidad. Los instrumentos de hierro ordinario, de cobre y de bronce hubieran sido inútiles por blandos para tales trabajos.

En Europa fue introducido el conocimiento y uso del acero por los pueblos orientales; los Griegos lo llevaron a sus colonias de Italia y de España, y los Romanos lo propagaron en sus luchas con los pueblos de la Europa central y occidental. Los Galos no conocían el acero; cuando combatieron por primera vez con los Romanos usaban espadas de hierro sin templar y sin punta cuyo filo se mellaba fácilmente.

Puede decirse que hasta el siglo x no se generalizó el uso de las armas blancas fabricadas con acero; y hasta el siglo xiii no se usaron los estoques y las dagas de este metal. Los instrumentos pequeños, tales como cuchillos y tijeras, se usaron más tarde. En Inglaterra no se vendieron agujas hasta el tiempo de la reina María y alfileres al fin del reinado de Enrique VIII. Antes del siglo xvii puede decirse que no se fabricaba acero en Francia, siendo el primer taller el establecido en 1604 por Camús en París.

Casi todo el acero empleado hasta entonces en Francia procedía del Piamonte, de Alemania y de Hungría. En todo el siglo xvii las cuchillerías francesas adquirieron gran reputación y hasta el reinado de Jorge III los ingleses se surtían en Francia de instrumentos de cirugía. En dicho siglo xvii se hallaba ya de tal modo extendida la fabricación del acero que por todas partes se obtenía y cada comarca tenía su procedimiento particular para fabricarlo.

En España se conocía el método catalán, en Francia el del Delfinado, en Italia el de Vanacio, en Suecia los de la Dalecardia, y en la Europa central los de Salzburgo del Tirol y de la Estiria.

Volver a ACERO – Inicio