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ABORTO

Del latín abortas; de ab privativo y ortus, nacimiento.

Parto antes de tiempo, mal parto. || Figurativamente, lo nacido antes de tiempo o cualquier producción rara o caprichosa de la naturaleza. || Sinónimos: aborso, abortadura, abortamiento.

ABORTAR: Malparir, parir antes de tiempo.
— Producir o echar de sí alguna cosa sumamente imperfecta, extraordinaria, monstruosa o abominable.
— Fracasar, malograrse alguna empresa o proyecto.
— En botánica, ser nulo o incompleto, en las plantas, el desarrollo de alguna de sus partes orgánicas.
— En medicina, acabar, desaparecer alguna enfermedad cuando empieza o antes del término natural o común.

ABORTIVO: Nacido antes de tiempo. || Que tiene virtud para hacer abortar.

* El aborto en medicina
* Etiología del aborto
* Causas del aborto
* Abortos espontáneos
* Abortos por muerte del feto
* Diagnóstico del aborto
* Prevención de abortos
* Procedimientos contentivos para evitar los abortos
* Medios auxiliares en caso de aborto
* Abortos provocados
* Como evitar el aborto a través del parto prematuro
* Métodos abortivos
* El aborto en la legislación española
* Distintas consideraciones legales respecto al aborto
* El aborto según la medicina legal
* Examen de la mujer para la detección del aborto
* Examen del feto para la detección del aborto
* Historia de la legislación respecto del aborto
* El aborto en la legislación moderna
* El aborto en veterinaria
* Causas de aborto en animales
* Medios terapéuticos en caso de aborto de animales
* El aborto en botánica
* Puntos de vista respecto al aborto vegetal

El aborto en medicina

La viabilidad, esto es, la posibilidad de vivir la vida extra-uterina, comienza para el feto del sexto al séptimo mes del embarazo.

Siempre que el producto de la concepción sea expulsado de los órganos que le contienen antes de la época de la viabilidad, es decir, antes de los ciento ochenta y cuatro días, se habrá verificado un aborto; y abortivo, será el recién nacido.

Antiguamente, cuando el aborto se verificaba en la primera semana, recibía el nombre de efluxión.

Tres clases de aborto han estudiado los hombres de la ciencia; ovular, embrionario y fetal. Llamábase ovular al verificado en los veinte primeros días a partir de la concepción; embrionario al ocurrido antes de los tres meses, y fetal, al verificado desde los tres a los seis meses.

Pasados los seis primeros meses del embarazo, ya no hay aborto, aunque sí puede haber parto prematuro o anticipado; pero el feto nace entonces con las condiciones necesarias a la viabilidad, salvo el caso de monstruosidad o de enfermedad.

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Etiología del aborto

Las mujeres pletóricas, abundantes en evacuaciones naturales, las muy nerviosas que pueden, durante su embarazo, ser vivamente afectadas por impresiones morales, tales como las penas, el terror, la cólera; las que llevan una vida muy sedentaria, etc., están más expuestas que otras a los abortos.

En estos casos, suele producirse en los primeros tiempos del embarazo. En las mujeres de esa complexión suele hacerse el aborto una especie de hábito de la naturaleza, que muy difícilmente se corrijo. Algunas enfermedades, ya crónicas, ya agudas, son en muchos casos causas determinantes de aborto.

Las afecciones torácicas y abdominales, las enfermedades agudas de la piel, la fiebre tifoidea, el cólera, la tisis pulmonar, la eclampsia y otras enfermedades nerviosas convulsivas, las fiebres eruptivas, y, en fin, la sífilis constitucional son las enfermedades que más comúnmente producen el aborto. Prodúcenlo, asimismo, en muchos casos los vicios de conformación de la vagina y las concepciones dobles o múltiples. Las condiciones climatológicas y atmosféricas ejercen visible influencia en la producción de los abortos.

Las mujeres que habitan las cimas de los Vosgos abortan muy frecuentemente, y, a fin de evitar esto, es común hacerlas habitar en el llano durante su preñez.

Muchas veces, la causa del aborto se halla en el feto mismo. El producto de la concepción puede, en cualquier época del embarazo, ser atacado de enfermedades que ocasionan el aborto. La muerte del feto lleva consigo su expulsión del útero. Las enfermedades diatésicas del padre, la debilidad constitucional, y las enfermedades contagiosas, además de comprometer la existencia del hijo futuro, suelen ser causas productoras del aborto. Las afecciones de la placenta, la hipertrofia, la atrofia, la inflamación, la osificación, el descenso, y sobre todo la apoplejía placenteria, pueden producir el aborto. Las alteraciones de las membranas y de los tejidos del huevo humano desde los primeros tiempos de la preñez, son las causas mas comunes del aborto, cuando se produce en los dos primeros meses. La expulsión prematura del feto puede ser, y es en muchos casos, producida por el estado de la matriz.

Muy frecuentemente ocurre que el útero, irritable en los primeros embarazos, después de haber rechazado varias veces el fruto de la concepción, se habitúa al cabo, si así puede decirse, a la presencia del embrión; el aborto se retrasa un poco a cada nuevo embarazo, y un feto acaba por llegar a término. A los doctos en la ciencia de curar, y sobre todo a los peritos en obstetricia, les parece más razonable atribuir, en estos casos, a la irritabilidad del útero la causa del aborto, que suponer, como antes erróneamente se hacía, que la fuerza expansiva del huevo debía vencer otra fuerza antagonista, la rigidez de las fibras del útero. Juntamente con estas causas de aborto, que son muy oscuras, es necesario colocar la mayor parte de las afecciones de la matriz. Los tumores de todas clases, los cuerpos extraños, las ulceraciones sifilíticas del cuello de la matriz, las dislocaciones y desviaciones del útero, las alteraciones de los ligamentos y de las trompas, las inflamaciones de los órganos próximos (la vejiga y el recto), y los diferentes tumores desarrollados cerca de la matriz, son también causas determinantes de la expulsión del feto antes de término regular.

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Causas del aborto

A más de estas predisposiciones patológicas es necesario tener en cuenta otras muchas causas accidentales. Estas son, por lo general, procedentes del exterior, tales son por ejemplo, los golpes sobre el vientre, las caídas, d la fatiga excesiva.

Necesario es señalar también, entre estas causas, el empleo de las sustancias denominadas abortivos o las operaciones quirúrgicas que pueden ser llevadas a cabo, ya con el criminal propósito de hacer desaparecer todo rastro de una preñez culpable, ya con el propósito honrado de librar a la madre de los peligros que puedan amenazarle, por circunstancias orgánicas anormales.

Hay en fin, numerosos casos en que no es posible determinar la causa del aborto. En lo que a sus causas productoras se refiere, divídense en dos clases:

1° Abortos espontáneos o accidentales;
2° Abortos provocados, qué algunos nombras impropiamente artificiales.

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Abortos espontáneos

Madame Lachapelle sólo anota 116 abortos en 21.960 partos; pero esta proporción es evidentemente muy inferior a la realidad. En el dispensario de Westminster se refieren 147 en 515 mujeres embarazadas. Guillemont estima la proporción en 1 por 4, Deubel en 1 por 12, Witehead en 1 por 7 y Hufeland en 1 por 10 para las solteras y en 1 por 20 para las casadas.

Las dificultades para hacer estadísticas demostrativas son insuperables. Lo que puede afirmarse es que el aborto, más frecuente en los cuatro primeros meses, puede pasar desapercibido cuando ocurre muy al principio, siendo considerado como una menstruación profusa y dolorosa. En los primeros días del embarazo, estos síntomas son naturalmente muy poco apreciables: el huevo, desprendido, cae envuelto en un coágulo voluminoso de sangre; y si esto acontece en la época menstrual, la expulsión del feto pasa completamente inadvertida.

En época más adelantada, los síntomas sea más perceptibles. El aborto se anuncia, cuando resulta de una enfermedad del huevo o del útero por señales precursoras características.

Calofríos, seguidos de calor excesivo y muy intenso, inapetencia, náuseas, sed viva y constante, ansiedad inexplicable, abatimiento, pesadez hacia el ano y la vulva, dolores fuertes en los riñones, incontinencia de la orina, flujo blanco y seroso en las mamas: tales son los síntomas principales que se presentan cuando amenaza el aborto. La intensidad del dolor en la región lumbar aumenta, el útero se endurece, el cuello del útero se entreabre y aparece una hemorragia signo infalible de un aborto inminente. Si el reposo absoluto y un tratamiento adecuado no vienen a contener la marcha del aborto, el huevo se rompe y el embrión y sus anexos son expulsados: la muerte del feto precede siempre, en estas circunstancias, al aborto.

Bajo el influjo de una causa violenta, los síntomas son diferentes. En muchas ocasiones, el huevo es violentamente expulsado en el momento mismo del accidente, o poco después, y acompañado siempre de una hemorragia, más o menos abundante. Otras veces, la madre no experimenta más que un dolor de riñones, pasajero y violento, que se reproducirá al cabo de algunos días más violento aún, acompañado de dolores uterinos y de hemorragia anunciadora de la inminencia del aborto. Si la hemorragia y el trabajo expulsivo no se contienen, el feto es, al fin, arrojado de la matriz. En este caso, el feto suele ser hallado vivo, ya sano, ya afectado de lesiones diversas resultantes del accidente.

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