Castra o extracción de la miel en la apicultura

Cualquiera que sea el sistema apícola seguido en un colmenar, hay que proceder de tiempo en tiempo a extraer toda o parte de la miel y de la cera elaboradas.

La castra puede ser pues parcial o total: cuando se trabaja en una colmena común, se inyectan desde luego unas bocanadas de humo por la piquera o puerta; se destapa en seguida la colmena, y hecho esto, se lleva al laboratorio o taller de extracción.

Al proceder ya a la castra, se reconocen los panales, colocando en seguida una teja hueca sobre la parte ocupada por la postura; las abejas perseguidas por el humo y por los golpes que se dan a la colmena, se retiran al abrigo de aquélla, y se separan o cortan los panales que quedan al descubierto, procurando siempre que quede bastante provisión de miel para el invierno.

En cuanto a la castra total, se verifica pasando las abejas a otra colmena para aprovechar todos los panales. Este sistema de castra se puede hacer únicamente en los enjambres débiles, a la entrada o salida del invierno; para practicarla se pasan las abejas de dos o más colmenas pobres a una para formar un enjambre fuerte o numeroso, destruyendo en seguida la obra de las colmenas que quedan vacías.

Rendu se explica del siguiente modo respecto a la castra total: “En vez de destruir las antiguas colmenas y de sacrificar las que no tienen suficientes provisiones o que no tienen madres, se ahuma la colmena que se vaya a suprimir y la vecina que no se trata de destruir, quitase esta última de su asiento, se sustituye con la otra invirtiéndola y se la recubre con la colmena separada; después de fumigar las dos, se tapan con cuidado los puntos de unión, no dejándolas más que una sola entrada: he aquí lo que sucede. La reunión tendrá por objeto la muerte de una de las madres: quedando la otra en la colmena superior. La postura de la inferior acabará de producir sus larvas, pero no será reemplazada ya: veintiún días después de la operación, cuando todas las abejas jóvenes hayan llegado a su completo desarrollo, se quita la colmena inferior para llevarla a sitio fresco, donde la abandonarán las abejas sin necesidad de estímulo alguno artificial, y se podrá proceder sin inconveniente a la castra. Por lo demás, la colmena superior se llevará de nuevo a su asiento, desde el momento en que se ha transportado la otra”.

En las colmenas de capitel no se presenta dificultad alguna para hacer la castra, siendo preferible un buen día cálido de julio para trabajar. Más fácil y más seguro es todavía practicar la operación en las colmenas de alzas; para lo cual puede volver el lector a lo dicho de la forma de estas colmenas y de la manera de hacer en ellas los traslados de los enjambres.

Por último, en las colmenas de marcos y panales movibles, la operación, a la vez que sencillísima, permite obtener magníficos y ricos productos como quedan referidos.

Volver a APICULTURA – Inicio