Características del ataque apopléjico

El ataque apopléjico completo está caracterizado por la supresión instantánea o muy rápida de las funciones cerebrales.

El enfermo se desploma súbitamente, o bien cae después de dar algunos pasos vacilantes. Todas las manifestaciones de la actividad psíquica consciente quedan suspendidas totalmente.

El apopléjico, insensible a toda excitación, parece munido en un sueño mortal. Los miembros, inmóviles y relajados, parecen masas inertes. La fisonomía, ya bultuosa, ya pálida, carece de expresión; la mirada es fija, pero es mirada que no ve; las pupilas dilatadas; los esfínteres están en relajación.

Algunas veces la resolución muscular es desigual en ambos lados, y hasta en uno de ellos puede haber cierta rigidez; este lado será el paralítico. También suele ocurrir que la pupila de un lado esté menos dilatada, las facciones menos flácidas, la frente algo más arrugada, el ángulo de la boca más alto, fenómenos que dependen de la parálisis unilateral de la cara.

Persiste la respiración, pero modificada; las inspiraciones son más raras que en estado normal, profundas, estertorosas o con ronquido, o bien más frecuentes, superficiales, irregulares, convulsivas; y la espiración determina la propulsión de los carrillos y de los labios, que faltos de tono no resisten la columna de aire aspirado. La dificultad respiratoria produce la hinchazón de las venas del cuello, la turgencia y color rojo violáceo de la cara y la inyección de las conjuntivas. El estertor traqueal de la agonía sucede frecuentemente a la disnea de los apopléjicos.

La circulación no se suspende, y el pulso, contraído, pequeño e irregular al principio del ataque, se desenvuelve y regulariza después para hacerse lento en una tercera fase.

La deglución, aunque no constantemente, puede ser difícil o imposible; las bebidas que se vierten en la boca no producen las acciones reflejas necesarias para su deglución; introducidas en la faringe producen al ser tragadas un ruido de glu-glu característico; pueden introducirse en las vías aéreas y causar accesos de tos y sofocación.

En el principio de los ataques graves suele observarse la expulsión involuntaria de las materias fecales y de la orina; después, es la regla la retención de orina y la constipación.

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