Características de los acetatos

Los acetatos neutros son solubles en agua, excepto los de tungsteno, molibdeno, plata y mercurio que son casi insolubles. Son solubles también en el alcohol.

Los acetatos de base débil tienen tendencia más o menos pronunciada a la disociación durante la evaporación de su solución acuosa; así sucede a los de alúmina, peróxido de hierro, de cobre, etc.

La combinación del ácido acético con las bases en disolución diluida desprende casi las mismas cantidades de calor que las producidas por el ácido fórmico. Puede combinarse con varios equivalentes de bases originando sales básicas, como por ejemplo, las de plomo y cobre, y por fin forma sales ácidas como el biacetato de potasa.

Los acetatos se descomponen por la acción del calor. Los alcalinos y térreos se convierten en carbonatos, desprendiéndose acetona. Los demás acetatos desprenden gran cantidad de ácido acético hidratado, acetona, ácido carbónico, etc. y dejan como residuo el óxido o el metal y carbón.

Calentados los acetatos con ácido sulfúrico diluido en un aparato destilatorio, el ácido acético libre se encuentra en el líquido destilado. Por la reacción del alcohol y el ácido sulfúrico sobre un acetato se forma éter acético de olor característico.

Por la acción del calor y de un álcali fijo en exceso se forma carbonato con desprendimiento de gas de los pantanos.

El percloruro de hierro produce con los acetatos acetato de peróxido de hierro, que es fácil de reconocer por el color rojo subido del líquido, y si se adiciona ácido clorhídrico, toma un color amarillo. Con el nitrato de plata en disolución los acetatos forman acetato de plata blanco cristalino y con el nitrato mercurioso producen también un precipitado blanco en escamas cristalinas de acetato mercurioso.

Los acetatos mezclados con potasa cáustica ácido arsenioso a 200° dan un olor fuerte aliáceo de óxido de cacodilo.

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