Caracteres del sentimiento de amistad

Dos son los caracteres propios del sentimiento de la amistad.

Es el primero que, libre la amistad de la pasión que engendra la atracción sexual en el amor, es un sentimiento tranquilo.

Consiste el segundo en que es un afecto igualitario. Amicitia pares invenit vel facit.

Como dice Janet, “cuando uno da sin exigir, pero con la condición de que ambos seguirán la misma máxima, entonces existe el sentimiento igualitario de la amistad”.

Lo que constituye el punto principal en la amistad, dice Cicerón, es que iguala al superior con el inferior, sin que respeto y consideración lleguen a lo íntimo de la amistad, hasta que se ha establecido esta recíproca igualdad en el cambio y correspondencia de los afectos.

Precisa además la amistad, por lo mismo que engrana su manera de ser con el carácter, almas libres e independientes, que no sufran la servidumbre de otros sentimientos apasionados. Así la mujer, sacrificada al amor y a la maternidad, no es capaz de grandes amistades (por lo cual decía Shakespeare de ella que es “pérfida como la ola”); porque carece de le independencia que exige la amistad.

Mucho y muy ingeniosamente se ha discutido si es o no posible la amistad entre individuos de sexo diferente. Como quiera que la conexión entre hombre y mujer es determinada superiormente por la atracción invencible del sexo, claro está que la amistad entre individuos de sexo diferente tiene el peligro inminente de ser suplantada por el amor, sobre todo desde que comienza la pubertad hasta que llega el amortiguamiento de las pasiones.

Aún calmadas estas, siempre luchará la amistad entre individuos de sexo diferente con las dificultades inherentes a la oposición de tendencias y aspiraciones respectivas del hombre y de la mujer.

Podrá ésta acercarse por una educación ficticia que la saque violentamente de su medio adecuado, a la condición del hombre, o éste asimilarse gustos y preferencias propias del sexo femenino, pero en ambos casos será la amistad, en tales lazos fundada, difícil, quebradiza y vidriosa, señaladamente sí ha de llegar a aquella intensidad de afectos que se establecen entre amigos íntimos.

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