Supuestas todas las consideraciones anteriores, se ve, pues, que la tierra y la práctica de la aplicación de los abonos se encierran en estos hechos fundamentales.

1° Los elementos que, por medio de los abonos, hay que suministrar a la tierra para mantenerla en estado constante de fertilidad son: el nitrógeno, el fósforo, la potasa, la cal y la magnesia; estos dos últimos con menos interés que los primeros, porque abundan más en la tierra.

2° Los cinco elementos referidos hay que suministrarlos al suelo, en forma asimilable a la planta, pues de no ser así es como si no se aplicaran.

3° Para que el empleo de los abonos resulte económico y por lo tanto posible, hay necesidad de buscar primeras materias abundantes y baratas que contengan los cinco elementos indicados y que mediante manipulaciones sencillas y poco costosas puedan disponerse en la forma conveniente para utilizarlas como abonos.

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