Bailes populares típicos en Europa

Italia, al igual que España, tiene bailes nacionales muy típicos. La tarantela se baila en Nápoles; y hay además: la siciliana, especie de fandango, la forlana, propia de los gondoleros venecianos, la trevisana y la trescona, que se bailan en Lombardía, la solta, la pecora, de los pastores calabreses, el saltarello, de los labriegos romanos, y la montferina, de los milaneses.

En la Gran Bretaña existen bailes bien diferentes. La giga es, por decirlo así, la danza nacional de todo buen inglés, aunque sus vivos, cuanto regocijados movimientos, no están en consonancia con la tradicional seriedad británica. Por el contrario, los irlandeses bailan de un modo reposado y melancólico, y los escoceses se ejercitan en una especie de cadena inglesa de movimientos rápidos y ligeros.

La danza rusa se asemeja mucho a la del oso que oscila pesado y sin gracia monótonamente: tal es el hoppak tropak o kastacok, de los cosacos, que se acompaña con la guitarra llamada balalaica.

Los griegos bailan la angrismena, en que se pretende ver la antigua danza de Venus, como en la candiota, otro baile del tiempo de Homero, y en la amauta, la pírrica.

En Esmirna y en el Asia Menor bailaban antes la grulla, o danza de la primavera, y la jonia. Son también propias del país: la hyporquemática, reposada y grave; la danza griega, variedad de la candiota; la de mayo d de las flores, propia de la estación que su nombre indica, y la pírrica, que danzan con carcaj y arco los spaquiotas.

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