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Bálsamos sin ácidos aromáticos

En esta categoría se comprenden diferentes productos. Tales son: bálsamo del Canadá, de Copaiba, de Gurjun, de la Meca y de momia.

1° Bálsamo del Canadá.

Este producto es suministrado por el Pinus balsamea, de la familia de las Coníferas; realmente es una trementina. Es transparente, de consistencia de miel, de color amarillo pálido y de reflejo verdoso. Tiene un olor aromático muy agradable y un salo/ ligeramente acre y amargo. Es soluble en todas proporciones en el cloroformo, la bencina, el éter y el alcohol amílico calientes. Está constituido por una mezcla de resinas y de aceites esenciales en la proporción de 24 por 100 de aceite esencial (C10H16) con un poco de aceite oxigenado, 60 por 100 de resina soluble en el alcohol hirviendo y 16 por 100 de resina soluble en el éter solamente.

El bálsamo del Canadá se expide a Europa por Montreal y Quebec; en 1868 se exportaron hasta 7.000 galones a Inglaterra y a los Estados-Unidos; pero la recolección ha disminuido después algo. Se emplea como medicamento y se utiliza para las preparaciones micrográficas, porque conserva indefinidamente su transparencia; la industria lo emplea para la confección de diversos barnices.

2° Bálsamo de Gurjun.

Se denomina también bálsamo capivi y bálsamo de dipterocarpo. Fluye de diversos dipterocarpus (D. turbinatus, D. alatus) de la familia de las Dipterocárpeas. Es líquido, viscoso, de color moreno verdoso, fluorescente y de olor parecido al de la copaiba, de sabor aromático, acre y amargo. No se disuelve completamente más que en la bencina, el cloroformo y el sulfuro de carbono. Está formado por un aceite esencial y una resina que contiene un ácido particular, el ácido gurjunico (C44H68O8). Procede de Singapur; este producto empieza a figurar en el comercio europeo, donde se emplea, lo mismo que en el país de producción, como sucedáneo de la copaiba.

Solo o mezclado con materias colorantes se emplea como barniz: se emplea también en el calafateado de los buques y para preservar las maderas de hormigas blancas.

3° Bálsamo de la Meca.

Este bálsamo, llamado también bálsamo de Judea, del Cairo, de Constantinopla y bálsamo egipcio, es suministrado por el Balsamodendron Gileadensis, de la familia de las Terebintáceas. El bálsamo de la Meca es líquido, siruposo y de color gris amarillento. Se divide con frecuencia en dos capas: una fluida, transparente, y otra inferior, espesa y opaca. Es más ligero que el agua, de sabor acre, que se agarra a la garganta y además ligeramente amargo. Tiene un carácter muy singular y es que una gota echada en el agua se sumerge primero y después asciende y sale a la superficie extendiéndose en una capa delgada y lechosa que, vista a la lente, está constituida por pequeñísimos glóbulos. Si se introduce una varilla de vidrio, esta capa se une y se levanta con ella. El bálsamo de la Meca es totalmente soluble en el éter y en los aceites esenciales, y parcialmente en el alcohol.

Viene de la Arabia Feliz en frasquitos de plomo dorados. Los orientales tenían este bálsamo en tal estima que formaba casi siempre parte de los regalos que los soberanos se hacían unos a otros. Actualmente ha caído en desuso y es muy difícil encontrarlo.

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Bálsamos artificiales o farmacéuticos

Los bálsamos naturales forman el grupo de los medicamentos balsámicos; pero hay preparaciones farmacéuticas de composición muy diversa que consisten en soluciones de sustancias medicamentosas varias en el alcohol, el éter, los aceites y las resinas que se llaman bálsamos artificiales o farmacéuticos, de los que realmente no puede darse definición precisa.

Así se incluyen entre los bálsamos las composiciones aromáticas que rigorosamente hablando no tienen cabida entre los ungüentos, alcoholatos u otros preparados de género bien definido.

Los bálsamos artificiales son muy numerosos.

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Bálsamos artificiales más conocidos I

Bálsamo acético alcanforado de Pellietier: Jabón animal, 4; éter acético, 30; disuélvase en baño maría y añádase: alcanfor, 4; esencia de tomillo, 0,4. Se usa en fricciones contra el reumatismo y la ciática.

Bálsamo acústico: Zumo de cebolla, 30; bálsamo tranquilo, 30; bálsamo del Peral líquido, 15. Mézclese. Se usa en la sordera catarral.

Bálsamo acústico con ruda: Bálsamo tranquilo, 8; aceite de ruda por infusión, 15; bálsamo de azufre trementinado, 0,4; tintura de asafétida, 0,4; tintura de ámbar gris, 0,4; tintura de castóreo, 0,4; aceite de succino rectificado, 0,4. En la sordera accidental sin inflamación.

Bálsamo acústico creosotado: Alcohol de melisa compuesto, 10; aceito de almendras dulces, 20; hiel de toro, 40; creosota, 10 gotas. Mézclese; contra las otorreas.

Bálsamo anodino de Bat: Jabón blanco, 125; opio, 30; alcanfor, 60; esencia de romero, 15; alcohol rectificado, 1000. De 30 a 50 gotas al interior; al exterior puro en fricciones.

Bálsamo antiartrítico de Sánchez: Jabón, 30; alcanfor, 9; espíritu de espliego, 125; esencia de menta, 15 gotas; íd. de canela, 15 gotas; íd. de espliego, 15 gotas; íd. de clavo, 15 gotas; íd. de nuez moscada, 15 gotas; íd. de sasafrás, 15 gotas; éter acético, 30.

Bálsamo antihistérico: Asafétida, 12; acíbar, 4; galvano, 4; castóreo, 2; asfalto, 4; opio, 2; aceite volátil de ruda, 0,5; íd. de nuez moscada, 2,5; íd. de ajenjos, 0,6; íd. de sabina, 0,6; íd. de tanaceto, 0,6; id. de petróleo, 0,6; íd. de succino, 0,5. Excitante y, antihistérico; se usa aplicándole a la nariz o en fricciones a la región umbilical contra los accesos de histerismo. Se le conserva en cajas de estaño.

Bálsamo antirreumático de Fontaine: Bálsamo de Fioravanti, 250; jabón, 30; alcanfor, 25; amoniaco, 8; esencia de romero, 6; íd. de tomillo, 2.

Bálsamo apoplético: Aceite de nuez moscada, 168; íd. de jazmín, 9; íd. de clavo, 6; íd. de espliego, 6; íd. de mejorana, 6; íd. de ruda, 2; íd. de succino, 2; bálsamo del Perú, 4; ámbar gris, 1,6; almizcle 1,6; algalia, 1; negro de marfil porfirizado, C. S. para dar a toda la mezcla color negro. Es el bálsamo nervino modificado.

Bálsamo aromático: Aceite de clavo, 125; íd. de nuez moscada, 125; espíritu de enebro, 60. Bálsamo aromático etéreo. — Sal de cuerno de ciervo, 0,6; castóreo 2,5; aceite de nuez moscada 7; íd. de ruda, o gotas. Se usa en fricciones a las sienes contra el histerismo.

Bálsamo astringente de Gherli: Benjuí, 15, sangre de drago, 7; alcohol a 80°, 340; esencia de trementina, 28; después de 24 horas de digestión se añade: ácido sulfúrico, 35; agua, 140; a las 24 horas se adiciona, alcohol de 80°, 85; a los dos días se filtra.

Bálsamo astringente de Richard: Ácido sulfúrico, 30; esencia de trementina, 30; alcohol, 90. En dosis de 1 a 3 grs. en bebida apropiada contra la hemotisis.

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Bálsamos artificiales más conocidos II

Bálsamo cefálico sajón: Aceite concreto de nuez moscada, 128; ídem volátil de espliego, 6; ídem de succino, 6; ídem de orégano, 4; ídem de salvia, 4; ídem volátil de mejorana, 4; ídem de romero, ídem de ruda, 25; ídem de macias, 2,5; ídem de menta, 2,5.

Bálsamo Chirón o de Lausana: Aceite común, 300; trementina, 60; cera amarilla, 30; raíz de ancusa, 15; hiérvase todo junto, cuélese y añádase: bálsamo ?emano, 10; alcanfor, 0,60. Es cicatrizante, se usa contra las grietas de los pechos y los sabañones. Se vende en cajitas de estaño.

Bálsamo contra los sabañones: Esencia de trementina, 4; ácido sulfúrico, 1; aceite común, 10. En fricciones por la mañana y tarde sobre los sabañones.

Bálsamo contra los sabañones, de Fouquerolle: Manteca balsámica, 500; glicerina, 120; tanino, 40; extracto de Saturno, 20; láudano de Sydenham, 20; tintura de benjuí, 20. Fricciones ligeras por mañana y tarde sobre la parte afecta.

Bálsamo contra los sabañones, de Lejeune: Alcanfor, 5; tintura de benjuí, 15; disuélvase y añádase: ioduro potásico, 15; alcohol debilitado con agua de rosas hasta que marque 54°, 60; acetato de plomo líquido, 30. Disuélvase a un calor suave. Este producto, que no es homogéneo, sufre una reacción con la que sin duda habrá contado el autor de la fórmula. La acción de este medicamento, según Deschamps, está muy lejos de ser eficaz.

Bálsamo de acero; Bálsamo de agujas: Agujas de acero, 15; ácido nítrico, 45; disuélvase y añádase: aceite de oliva, 75; alcohol, 60. Se emplea en las enfermedades artríticas.

Bálsamo de azufre. Azufre sublimado, 1; aceite de nueces, 4. Digiérase en baño de arena por algunos días y fíltrese después. Es estimulante y diaforético; antiguamente se empleaba en las afecciones pulmonares crónicas (interiormente), y al exterior, en las úlceras. Es muy usado por los veterinarios. Dosis: 25 a 50 gotas. Sustituyendo el aceite de nuez por los volátiles de anís, de succino o de trementina, se obtienen los bálsamos o mirolados de azufre anisado, succinado y trementinado. Este lleva también el nombre de bálsamo de vida de Roland, aceite de trementina sulfurado y gotas de Holanda. La F. E. propone las mismas cantidades e igual método que el Codea de 1837 para obtener el bálsamo de azufre trementinado.

Bálsamo de azufre etéreo: Bálsamo de azufre trem. 2; éter, 2; aceite Dippel, 23. Contra el cólico del estómago.

Bálsamo de Basville: Esencia de trementina, 90; carbonato potásico, 45; jabón de Alicante, 60; agua destilada, 45; espíritu de enebro, 60. Disuélvase en baño maría.

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Bálsamos artificiales más conocidos III

Bálsamo del caballero Laborde: Aceite común, 1 000; raíz de angélica 60; ídem de escorzonera, 60; flor de hipericón, 60; bayas de laurel, 60. Se hierve por 12 o 14 horas agitándolo de continuo, se separa del fuego dejándolo enfriar, al día siguiente se calienta por 3 o 4 horas, se aparta y se añade: triaca, 8; azafrán, 8; extracto de enebro, 6; acíbar, 4. Hágase hervir nuevamente por espacio de 6 o 7 horas, agitándolo siempre, cuélese por un lienzo, vuélvase al fuego y añádase: trementina, 300; caliéntese hasta que no tenga olor a trementina, sepárese entonces del fuego e incorpórese; incienso pulverizado, 6; estoraque pulverizado, 7; benjuí pulverizado, 6. Cuélese. Recomendado contra las grietas de los pechos y de la piel, úlceras, sabañones, reumatismos y torceduras. Es muy parecido al bálsamo divino.

Bálsamo de Lectoure: Almizcle, 2 ámbar gris, 2; alcanfor, 4; azafrán, 4; esencia de espliego, 30; ídem de trementina, 30; ídem de enebro, 30; ídem de clavo, 30; ídem de macias, 8: de nuez moscada, 8; petróleo, 30; aceite de benjuí, 15. Póngase en digestión durante 8 días dentro de una estufa.

Bálsamo de Locatelli: Aceite, 180; cera amarilla, 125; vino de Madera, 150; trementina, 180; bálsamo peruano, 8; sándalo rojo pulverizado, 15. Se cuecen las tres primeras sustancias hasta que se consuma la humedad y después se añaden las restantes. Se usaba contra la tisis, al exterior, en dosis de 2 grs. En la actualidad tiene muy poco uso.

Bálsamo de Malats: Aceite de oliva, 2 070: flor fresca de romero, 86; ídem de manzanilla. 86; flor fresca do cantueso, 86; hojas secas de balsamina, 173; bálsamo del Perú líquido, 86. Las flores y el aceite colocados en una vasija de vidrio de boca ancha, se tapan con un paño y se dejan expuestas al sol y al sereno desde mayo hasta octubre. En el mes de agosto se añaden las hojas de balsamina y en el de septiembre el bálsamo peruano; se cuela y se deja clarificar. Cicatrizante y hemostático.

Bálsamo de mejorana: Aceite volátil de mejorana, 2; ídem concreto de nuez moscada, 5. Sustituyendo la esencia de mejorana por la de ruda, se obtiene el bálsamo de ruda; y por la de espliego, el bálsamo de espliego.

Bálsamo de miel de Hill: Bálsamo de Tolú, 30; estoraque líquido, 8; opio, 4; miel blanca, 280; alcohol, 1 000. Macérese por ocho di as. Contra la bronquitis, una cucharada de café en un cocimiento apropiado.

Bálsamo de Noé: Bálsamo merc. de Pleuk, 10: ungüento de altea, 10; ídem amarillo, 10; ídem de laurel, 10; ídem de populeón, 10; ídem de nervino, 10; aceite de mirra, 10; aceite de hormigas, 10; ídem de lombrices, 10; ídem de hipericón, 10; ídem de espicanardo, 10; ídem de petróleo, 10; ídem de trementina, 10. Se emplea en las contusiones producidas por coces.

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