Auscultación de los vasos y las arterias

Excepción hecha de la aorta y la pulmonar, de la carótida y la subclavia, las arterias no presentan fenómenos acústicos apreciables, o son insignificantes, como en la femoral y en la humeral. Sin embargo, por medio del esfigmófono, aparato electro-telefónico construido por Stein, se ha llegado a hacer perceptible al oído el pulso de las arterias pequeñas, la radial, por ejemplo.

Al auscultar las arterias gruesas no debe ejercerse presión con el estetoscopio para no determinar ruidos artificiales.

En la carótida, que puede auscultarse en el espacio angular que separa los dos haces del externo-cleido-rnastóideo, y en la subclavia, que puede auscultarse tanto por encima como por debajo de la clavícula, se perciben durante cada latido cardíaco dos sonidos: el primero isócrono con la sístole, y el segundo, con la diástole cardíaca; el primero, aunque es en parte propagación del primer sonido aórtico, se debe principalmente a la tensión de la túnica interna de la carótida y subclavia producida por la onda sanguínea que en ella penetra, y el segundo sonido es propagación del de las válvulas aórticas.

Por la hipertrofia del ventrículo izquierdo, que aumenta considerablemente la tensión sanguínea, se produce en las arterias un ruido, que coincide con la sístole cardíaca. En la insuficiencia de las sigmóideas aórticas, en que el sonido de las arterias pequeñas se presenta frecuentemente, concurre a producirlo además de la hipertrofia del ventrículo izquierdo, la distensión más rápida de la arteria por la onda sanguínea, porque antes de que penetre en ella una nueva onda de sangre se encuentra en un estado de tensión muy insignificante a consecuencia de la evacuación de la sangre en dos direcciones opuestas, hacia los capilares y hacia el corazón. Aún es posible, en los casos más intensos de estas alteraciones, percibir un segundo ruido isócrono con la contracción de la arteria.

En las grandes arterias se observan ruidos:

1° Propagados del corazón, principalmente los producidos en el orificio aórtico, y con más facilidad, los sistólicos, pues los diastólicos que se propalan en dirección opuesta a la corriente sanguínea normal, o se oyen débilmente o no se oyen.

2° Ruidos producidos en la misma arteria, que no se oyen en el corazón. Son siempre isócronos con el pulso, y se deben al gran aumento de tensión arterial en los casos de hipertrofia del ventrículo izquierdo o por la exageración de la actividad cardíaca. A esta clase corresponde el ruido arterial rítmico con el pulso que se observa en el bocio exoftálmico y que coincide muchas veces con el pulso venoso continuo que existe. El ruido cerebral que se percibe al nivel de las fontanelas en los niños pequeños, es ruido del mismo orden.

3° Por la presión del estetoscopio que disminuye el calibre del vaso y determina una contracción de la vena líquida se produce un ruido isócrono con el pulso. Si la presión borra la luz del vaso todo ruido natural o artificial desaparece.

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