Astronomía egipcia

Ni una sola observación egipcia ha llegado hasta nosotros, y sorprende que los astrónomos de Alejandría recurriesen a las observaciones caldeas, bien porque el recuerdo de las observaciones egipcias estuviese ya perdido, bien porque los egipcios no quisieran comunicarlas, celosos del favor que dispensaban los soberanos a la escuela que habían fundado.

Se sabe, sin embargo, que antes de esa época atrajo la reputación de sus sacerdotes a los primeros filósofos de Grecia, y de ellos obtuvieron los conocimientos con que enriquecieron a su patria Tales, Pitágoras, Eudoxio y Matón.

¿Qué debemos pensar de esa ciencia egipcia que tan pocas trazas ha dejado? En este punto son contradictorias las opiniones: unos pretenden que los sacerdotes egipcios, unidos por su estado a la constante observación del cielo durante tantos siglos, conocieron la presesión de los equinoccios cuya revolución expresaron con períodos numéricos que abarcaban millares de años; algunos eruditos llegan hasta suponer que midieron grados del meridiano terrestre con tanta exactitud, si no mayor, de como lo efectuamos hoy con nuestros métodos trigonométricos y nuestros instrumentos de precisión. Otros, por el contrario, sostienen que los sacerdotes apenas supieron determinar las épocas anuas de los equinoccios y los solsticios.

Según Biot, no merece la Astronomía egipcia ni ese exceso de honor, ni ese desdén, y hay que reducirla a su justo valor y no negarla en absoluto.

Desde luego tenemos un hecho importante que resulta del estudio de las pirámides que se levantan a corta distancia del Cairo; entre ellas hay tres principales por su tamaño: las de Queops, Quefren y Micerino, príncipes de una misma dinastía. La de Queops es la mayor de todas, pues mide desde la base 150 metros, costó veinte años de trabajo por miles de hombres y la construcción de un camino para el arrastre de la piedra. Refiere Herodoto sobre este asunto detalles muy curiosos que tenemos que omitir; pero diremos que el odio del pueblo hacia su tirano se perpetuó de padres a hijos durante largo tiempo, y que los reyes fundadores de estos monumentos, pertenecen a la cuarta dinastía, sea al origen de la historia egipcia, unos 4.000 años antes de la era cristiana.

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