Artritis deformante

Es propia de las edades avanzadas y más frecuente en el sexo masculino y en las clases pobres; no está demostrada su constante dependencia de reumatismo.

Puede ser poliarticular, pero suele limitarse a la articulación de la cadera, y la enfermedad toma entonces el nombre de morbus coxae senilis.

Los tejidos peri-sinoviales se inflaman y espesan, y más tarde se induran y hasta se osifican; la sinovial experimenta iguales cambios faltando completamente todo derrame; los cartílagos presentan las alteraciones más variadas, hipertrofia, atrofia, osificación, fibrilación y degeneración grasosa; y los huesos sufren también alteraciones de estructura y de forma reducidas por una combinación de la hipertrofia y de la atrofia que determinan la condensación o la rarefacción y el aumento y la disminución irregulares de los huesos, de suerte que si mismo tiempo que en unos puntos los huesos se desgastan y rarefactan, en otros se condensan y se producen osteofitos o estalactitas óseas. Barwell cree que la afección es de origen óseo.

Cuando la enfermedad reconoce una causa ocasional precisa (enfriamiento, traumatismo, crisis reumática), los síntomas son manifiestos y el principio bien marcado. Hay dolor y rigidez en una o varias articulaciones, la orina está cargada de sales, la piel seca, pero el principio puede ser muy oscuro; la articulación afecta, rígida por la mañana y algo dolorosa, recobra a las pocas horas sus caracteres normales; después de un reposo prolongado los movimientos son algo más difíciles y dolorosos.

Poco a poco van caracterizándose los síntomas principales, que son: la deformación, que se traduce por un abultamiento irregular de las extremidades óseas articulares que produce desviaciones articulares y posiciones viciosas; la sequedad de la articulación, que se manifiesta por la rigidez y por la aspereza de los movimientos; y los chasquidos que se producen al hacerlos y que, por ejemplo, en la artritis temporo-maxilar molestan considerablemente al enfermo durante la masticación. Los tejidos periarticulares pueden estar secos o pastosos, y bajo la piel se notan las salientes óseas anormales. Hay atrofia muscular. La anquilosis es sumamente rara. La evolución de la artritis deformante es esencialmente crónica.

El tratamiento es impotente para detener el curso de esta enfermedad, si no es en el principio, en que su existencia es dudosa. Garrod aconseja los tónicos y los reconstituyentes, Brandis el salicilato de sosa; Charcot ha obtenido algún alivio con la tintura amoniacal de guayaco; los baños calientes y los de vapor dan resultados desfavorables; Ualdmann recomienda los baños sulfurosos. Son útiles los movimientos pasivos de las articulaciones.

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