Arteritis o inflamación de las arterias

La inflamación puede afectar a toda la pared arterial o a sus diversas túnicas en particular; distinguiéndose la endarteritis, inflamación de la túnica interna, la mesarteritis, inflamación de la túnica media, y la periarteritis, inflamación de la túnica externa. En la mayoría de los casos es materialmente imposible separar por completo entre sí estas diversas inflamaciones, que muchas veces pueden ser fases del mismo proceso que principia por una de las túnicas.

La inflamación de las arterias puede ser aguda o crónica.

Aunque se tiene por dudosa la existencia de una arteritis aguda, pueden considerarse comprendidos en esta denominación algunos casos caracterizados por la aparición de excrecencias verrugosas de color rojo pálido, en la túnica interna, enteramente análogas a las de las válvulas cardíacas y cubiertas como éstas muchas veces por masas trombósicas blandas y finamente granuladas. La pared del vaso se presenta en el punto correspondiente rubicunda, friable, reblandecida y fácil de distender, formando aneusismas, y de romperse. Este proceso, cuyo asimila suele ser el principio de la aorta, resulta de la propagación de un proceso inflamatorio de las válvulas semilunares, que igualmente puede progresar hacia el endocardio, que hacia el endotelio vascular. Muchas veces revela la endarteritis un afecto reumático.

Los autores franceses han intentado trazar un cuadro clínico de la aortitis aguda, y en efecto, Leger ha reunido once casos que sirven de base a una descripción anatómica y clínica; pero muchas veces el proceso agudo presupone una endarteritis crónica antecedente.

La propagación de las inflamaciones de vecindad e las arterias es muy rara, pues se ve ordinariamente la gran resistencia de las paredes arteriales, que suelen permanecer mucho tiempo en el centro de abscesos saniosos y de cavernas sin experimentar alteraciones notables, lo cual se explica porque los vasa-vasorum recorren largos trayectos por las paredes arteriales independientes de los tejidos circunvecinos. Pero si la nutrición del vaso se perturba en gran extensión, sus paredes se necrosan en el limite de lo sano y lo muerto y se produce una arterias supurativa eliminadora.

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