Arquitectura india

La India, que guardaba en sus libros la clave del origen de los lenguajes, contiene también en sus monumentos la explicación de gran número de hechos relativos a la historia de la Arquitectura, y que hasta ahora parecían enigmas, enlazando estilos muy diversos, y señalándoles un origen común ya perdido. Las teorías expuestas acerca del origen, de la edad y de los caracteres de esta Arquitectura, fundadas en meras especulaciones, han sido muy variadas; pero ahora es cuando se empieza a saber algo de positivo, gracias a los datos y estudios hechos en las localidades por eminentes viajeros y arquitectos, ingleses en su mayor parte.

Los monumentos más antiguos de esta Arquitectura, sea en la India propia o en los Estados limítrofes, hasta donde su influencia se ha extendido, no alcanzan más allá del siglo iii antes de J. C., y los que se tenían como primitivos, por estar excavados en roca, pertenecen a la misma época y aun llegan al siglo xi de nuestra era. No es, pues, por su antigüedad, sino por su disposición, por lo que los monumentos de la India son dignos de profundísimo examen.

La primera forma de construcción, en lo que a los monumentos se refiere, es la stupa, masa enorme de ladrillo, sentado con barro, terminada en forma hemisférica. La superficie exterior va cubierta con un revestimiento de sillería, y su base está formada por uno o más andenes circulares, a los cuales se sube por graderías. Grandes pórticos adornan la entrada de estas graderías, y en lo alto del monumento se eleva un prisma casi cúbico de piedra, llamado ti, cubierto por quitasoles, desde uno a siete, puestos uno sobre otro en el mismo vástago. Alrededor circuyen la stupa varias filas concéntricas de columnas con adornados remates, o de pilastras con arquitrabes corridos, y a cada lado de la entrada suele haber también un alto fuste, llamado lat, hincado profundamente en el terreno, cubierto de emblemas e inscripciones, y coronado a veces con la figura de un león o un elefante rudamente dibujado. El objeto de las stupas es contener una reliquia de Buda o de alguno de sus discípulos, o señalar un sitio memorable en las tradiciones religiosas. Un lat aislado sirve a veces de monumento conmemorativo, y asimismo se encuentran circuitos sin macizo central que rodean sin árbol sagrado.

La analogía entre estas disposiciones y las que conocemos de los monumentos megalíticos, llamados generalmente célticos, no puede ser más evidente. La masa de la stupa es el túmulo de tierra, las filas de columnas o pilastras equivalen a los circuitos sagrados, el lat es un menhir y las figuras de animales recuerdan las indescifrables de Avila, de Guisando y de otros puntos de Castilla. La diferencia es que en la India las piedras están cuidadosamente labradas y esculpidas en todas sus caras, hallándose asimismo dólmenes con estas condiciones e hileras de pilastras paralelas que conducen de un monumento a otro. Estos hechos indican que los habitadores de las vertientes del Himalaya vivieron en otro tiempo en comunidad con los que vinieron hasta el Occidente de Europa, y que mientras éstos dejaron su arte tradicional por otro más perfecto inmigrado después que ellos, los primeros lo conservaron y desenvolvieron, aplicándole todos los recursos de una civilización adelantada. Reflexionando o inquiriendo desde este punto de partida, se podrá llegar a hacer hipótesis plausibles acerca de la religión, costumbres y origen de nuestros ascendientes europeos.

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