Arquitectura de Asia Menor

La importancia histórica y geográfica de la región donde tuvo Troya su asiento, donde Frigia disputaba a Egipto la palma de antigüedad y donde floreció el imperio de Lidia, siete siglos antes de nuestra Era, obliga al arqueólogo a investigar las formas artísticas que puedan dar a conocer sus monumentos para encontrar en ellas alguna relación con las del Asia Central y de la Grecia.

Desgraciadamente no se conocen hasta ahora otros edificios en ese país, fuera de los correspondientes a las épocas griega y romana, que los sepulcros. En forma de túmulo son los antiquísimos de Tantalais, en el golfo de Esmirna, lo mismo que el de Aliates, cerca de Sardas, del 561 antes de J. C., y cuyas dimensiones concuerdan con la descripción de Herodoto.

Las tumbas de la Lidia, que con fidelidad exagerada representan con piedra las armazones de madera, así en obra aparejada como en la peña viva, parecen denotar cierta analogía con la transformación idéntica que al mismo tiempo se verificaba en la floreciente Persia.

También en la roca de desiertos valles hay labrados ciertos frontispicios de carácter greco-asiático, que se han tenido por hipogeos funerarios; pero no viéndose en ellos entrada alguna, deben ser más bien monumentos conmemorativos.

Lo poco que de esta Arquitectura se sabe permite clasificarla como de transición, por verse en ella formas del Asia con elementos decorativos más avanzados que preludian la pureza del gusto griego, y merece llamar la atención la semejanza que en los restos más antiguos de esta parte se observa con los de la Etruria.

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