Armonía y melodía en la música

Ciencia que trata del sistema de los acordes y de los preceptos en cuya virtud se suceden convenientemente. Fundamento en que descansa toda frase musical, podría asegurarse que la melodía es a manera de una estatua cuyo pedestal viene a ser la armonía.

Como nada hay en el mundo que sea simple de suyo, sino que todo entraña naturalmente mayor o menor complicación, podría asegurarse en su consecuencia, igualmente, que no existe prioridad de nacimiento a favor de la armonía respecto de la melodía, ni de ésta tocante a aquélla, supuesto confundirse y compenetrarse ambas en una misma esencia, y diferenciarse tan sólo en sus accidentes; esto es: ser elemento constitutivo de la armonía la simultaneidad de los sonidos, y serlo de la melodía la sucesión de los mismos.

Y que el cuerpo sonoro produzca como resultado inherente a su naturaleza una resonancia triple; pero, atendiendo a diversos respectos hijos de la observación, lo cierto es que la práctica o ejercicio de la melodía lleva algunos siglos de ventaja al de la armonía, bien sea por hallar en sí misma la naturaleza humana el tipo melódico en la voz del rey de los seres creados, bien en atención a su índole, simple en la apariencia, y de más fácil realizado en la práctica.

Sea como quiera, en rigor no puede darse melodía sin armonía, ni ésta sin aquélla, a la manera que no puede existir casa sin cimientos, ni lumbre que deje de quemar.

De tales antecedentes se infiere en lógica consecuencia, no sólo lo importante e indispensable de dicho estudio, sino lo múltiple y delicado de las materias que abraza. En efecto: la diversidad de los intervalos de que se compone la escala, considerado cada uno por el cuádruple aspecto de mayor, menor, aumentado y diminuto; la teoría de los acordes consonantes y disonantes, y las inversiones de que son susceptibles; el modo de hacerlos girar, ya unos respecto de otros, ya con relación a las distintas partes de que consten, por medio de los movimientos directo, contrario y oblicuo; las leyes de la modulación y de las cadencias; las de la anticipación y el retardo; la multiplicidad de números y signos con que se cifra el bajo, base de todo canto y otros mil y mil elementos peculiares tanto la armonía consonante como a la disonante, natural o artificial, considerada bajo el triple aspecto rítmico, tonal y estético, todo esto, y alga, más, constituye desde luego un estudio arduo y nada breve para quien pretenda conocer a fondo los maravillosos secretos que sirven de base a aquel arte cuyo objeto se cifra en conmover pos medio de los sonidos, y que es una de las más dulces expansiones del ánimo.

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