Armadura beocia y frigia

En los tiempos de Homero no sólo se conocían los metales y se aplicaban a la confección de armas sino que sabían fabricar el bronce y cubrir con ricos y artísticos damasquinados algunas piezas, siendo de ellas la más importante de que se tiene noticia, el escudo de Aquiles construido por Volcarlo, obra historiada en que el oro y la plata se unían con otros metales para producir combinaciones de tonos dando mas efecto a la composición.

Había dos clases de armaduras: la beocia y la frigia. En la beocia el casco se parece a los usados en el segundo tercio de la Edad Media, pues defendía todo el rostro además de la cabeza: tenía nasal y dos grandes yugulares fijas; la cresta era bastante alta y llevaba ancha cimera de cruz.

La coraza, o mejor dicho la armadura del cuerpo, pues cubría todo menos las extremidades, era de tela plegada; completaban el arnés ocreas, y escudo oval de la época heroica, con dos entrantes en los extremos del eje menor.

Posteriormente el casco sufrió variación pues llevaba puntiaguda visera que permitía cubrir la cara completamente, dejando ver por dos agujeros: de esta forma es el más característico de la Grecia, coetáneo de la coraza de bronce compuesta de peto y espaldar separados, que se adaptaban a la caja del cuerpo.

La armadura frigia se componía de un casco que ajustado a la cabeza dejaba descubierto el rostro, y a este casco se unieron después de la Edad heróica yugulares movibles. La coraza y las ocreas no ofrecen particularidad; y en cuanto al escudo, era circular llevando algunos un aditamento de tela rectangular bastante ancho.

Los héroes de Homero ciñen coraza compuesta de dos grandes piezas que ya queda descrita; pero en tiempos más recientes usaron los guerreros corazas de placas metálicas bastante gruesas que descendían hasta los muslos; y así como los cascos de los primeros tiempos eran muy pesados y los del período ulterior más ligeros y graciosos, de la misma manera la coraza de placas metálicas se hizo más fina y ligera, sujetando unas piezas a otras por medio de ganchos y ciñéndolas con un cinturón de modo que el guerrero podía hacer toda suerte de movimientos con desembarazo.

También había la coraza de tela plegada y el chitón; una y otro se ceñían al cuerpo y llevaban adheridas unas placas de bronce que hacían de hombreras, y por bajo del cinturón pendían unas tiras o láminas para proteger el vientre.

La coraza de dos piezas, en bronce, acusa todas las formas del cuerpo humano, por lo cual se ha creído si las construirían algunas veces por un vaciado del natural.

Volver a ARMADURA – Inicio