Aristocracia de raza

Examinando los orígenes de los demás pueblos, hallaremos casi siempre una aristocracia de raza.

Es verosímil que los patres romanos fuesen los descendientes de las bandas de conquistadores que llegaron con Rómulo.

Tras las invasiones de los bárbaros, las naciones modernas crearon de igual manera sus aristocracias. Los germanos, los francos, los godos, los lombardos y los vándalos tomaron una parte de las tierras, y junto a la anterior sociedad, instalaron otra guardadora del poder, dueña de los privilegios y de la fuerza.

En días más cercanos, nuestros compatriotas y los portugueses formaron en sus colonias unas como aristocracias de razas, ocurriendo algo semejante en las posesiones de Holanda, Francia e Inglaterra.

No a otra causa se debe, por lo menos en parte, el prejuicio que atribuye a los blancos una superioridad nativa sobre los mestizos y negros y la consideración de que actualmente gozan nuestros peninsulares en las colonias españolas de Oceanía, consideración espontáneamente tributada por los naturales de aquellas islas.

Existen, pues, las aristocracias de raza en el origen de los pueblos.

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