Arco adintelado, a nivel, a regla o degenerado

Es el que presenta su intradós plano y horizontal, no siendo otra cosa que la sustitución del dintel de una sola pieza por varias dovelas. La bóveda plana es un arco adintelado prolongado.

Los pueblos antiguos que no conocieron la bóveda cubrían sus edificios con armaduras o con grandes piedras, sostenidas por apoyos verticales: así disponían los techos de sus palacios los egipcios, y de igual modo cubrían los celtas sus edificaciones. Tampoco los griegos emplearon los arcos adintelados, sino sencillamente dinteles de una pieza que les bastaban para salvar las pequeñas distancias a que siempre colocaban los apoyos; y hasta el tiempo de los romanos no se vio el dintel aparejado con dovelas, que sólo eran en número de tres, con armazón interior y que emplearon muy poco.

En el estilo ojival fue donde el arco adintelado comenzó a generalizarle: en un principio se colocaba siempre debajo de un arco de descarga, demostrando así la poca confianza que tenían de poder cargar sobre una construcción viciosa en si.

En las chimeneas de esa época es donde más se usó.

Las juntas afectaron variadas formas, rectilíneas, con salta-caballos y atravesadas con cuñas o claves; o se las labraban unos dientes semicirculares o de otra forma; esto último fue propuesto por Filiberto Delorme.

Hoy día no deja de usarse el arco adintelado a pesar de sus defectos, y cuando se hace necesario, se le refuerza con armaduras que le unen y atan a los apoyos, y también con grapas acodilladas empotradas en sus juntas.

La distribución de juntas ordinariamente es radiada desde un mismo centro, y prolongada hasta el intradós; pero a veces se quiebran cerca de este plano para que rematen en él normalmente. En la mayoría de los casos se introduce una barra de hierro.

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