Archivo de Simancas

El archivo de Simancas, que, como queda dicho, se organizó (1561) en vida de Felipe II, recogió las capitulaciones de los Reyes Católicos, las demarcaciones de Indias, las bulas del real patronato y otros documentos de alto interés, que estaban a punto de perderse en casa de un escribano de camera residente en Valladolid.

Diego de Ayala, oficial mayor de la secretaria de Estado, fue el primero que recibió el nombramiento de archivero en Simancas, con extensas facultades para su conservación y aumento, y el cargo no salió de la familia de loe Ayalas hasta que modernamente, por falta de sucesión, según se cree, pasó a otras personas.

También quiso Felipe II que se formara en Roma otro archivo bajo la dirección del erudito Juan de Brezosa, oficial de la secretaría de Estado, a quien recomendó que recogiera y remitiese a España cuantas noticias de interés público o privado pudiese adquirir en la capital pontificia y los Estados de Italia. No sin grandes dispendios, reunió Brezosa valiosísima colección de instrumentos y noticias, de que dan prueba los 21 volúmenes relativos a las cosas de Castilla, depositados en el archivo de Simancas, punto en que es de suponer que se conserven todavía.

En una de las salas de este último hállense los más importantes papeles de la corona, y en el mismo se guardan multitud de curiosos documentos procedentes del Consejo Real de Castilla, y de los Consejos de Indias, Hacienda, Guerra, Estado y los demás que con distintos nombres ha conocido en diversas épocas España. Parte de los escritos de la Inquisición se conservan allí, y otros en el Ministerio de la Gobernación.

La insuficiencia del local, la disposición del edificio, sólido y fuerte pero poco acomodado al uso a que se le destina, la copia y variedad de documentos, y un conjunto fatal de circunstancias, han impedido que al arreglo de papeles presida aquella claridad y exactitud que su importancia requiere. Ya Carlos III trató de ampliar la construcción, mas desistió de la empresa a la vista de las dificultades que ofrecía.

Fuera también muy conveniente que nuestros Gobiernos tratasen de recobrar muy interesantes documentos que perdimos en la guerra de la Independencia. Durante ella, un Mr. Guiter comisionado por el imperio francés, arrebató multitud de papeles del archivo de Simancas. Y aunque, como dejamos dicho, las reclamaciones de Fernando VII consiguieron que nos fuese restituido (1816) un buen número de ellos, no ha sucedido otro tanto, al menos según nuestras noticias, con la correspondencia diplomática íntegra seguida entre las cortes española y francesa, y otros instrumentos repetidas veces reclamados.

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