Árboles monocotiledóneos

Los árboles monocotiledóneos tienen por lo general un aspecto característico, que permite distinguirlos fácilmente.

Su tallo recto y cilíndrico se eleva como un fuste de columna, y termina ordinariamente en un penacho de hojas que se extienden en le cima, formando una especie de capitel. Ese tallo o tronco se compone de una masa de tejido celular, en la cual se halla implantada verticalmente una serie de vasos fibrosos, cuyo conjunto forma el tejido leñoso.

Cada año se desarrolla en el centro del tallo cierto número de fibras que impulsan hacia la circunferencia las que se han formado en los años precedentes, y de este modo se produce el crecimiento en diámetro. Su crecimiento en altura es muy lento y se verifica anualmente por yemas terminales.

Los árboles monocotiledóneos sólo prosperan bien en los trópicos, y si algunos viven en zonas templadas, se limitan a vegetar. Entre los más conocidos se encuentran la palmera, el datilero, el cocotero y el sagotal. Al tronco de los árboles monocotiledóneos se le denomina estipo y astil a causa de su conformación.

Volver a ÁRBOL – Inicio