Árbol de la libertad

Recibe este nombre el plantado o transplantado en las plazas o lugares más concurridos de las poblaciones para conmemorar el triunfo de los principios de libertad y democracia.

Fueron comunes en Francia en los días de la primera República, y es dice que el primero que plantó un árbol de la libertad fue Norberto Pressac, cura de Saint Gaudens, en mayo de 1790. Dos años después había más de 60.000.

Cuidábaselos con gran esmero y casi eran objeto de la veneración popular. Cortar uno de ellos era un crimen de lesa nación. En 5 de septiembre de 1793 nueve personas fueron condenadas a muerte en Ruán porque habían excitado a la rebelión y serrado el árbol de la libertad.

Durante el Consulado y el Imperio desaparecieron muchos; pero aun quedaban bastantes cuando llegó la Restauración.

El gobierno de los Borbones mandó arrancarlos todos.

En 1848 reaparecieron con profusión estos símbolos. Al año siguiente, el ministro del Interior, Faucher, dio orden de arrancarlos, y la orden se cumplió, no sin protesta armada y tumultos en varias localidades.

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