Apoyo y ajuste de los árboles de una máquina

Los árboles horizontales reposan sobre los apoyos por medio de gorrones, y si son verticales por el intermedio de pivotes, tejuelos y collares.

Los gorrones son cilíndricos, perfectamente torneados, cuyo diámetro es generalmente más pequeño que el del árbol de rotación propiamente dicho. Unas veces los gorrones hacen parte do los árboles y otras forman piezas separadas de éstos. Generalmente uno de los gorrones, y algunas veces los dos, llevan resaltos destinados a impedir los movimientos del cuerpo que gira, en el sentido de la longitud del eje. Este resalto se liga con el gorrón por medio de una superficie curva.

La parte principal del soporte es el cojinete que se encuentra en contacto inmediato con el gorrón. El cojinete se forma de dos especies de conchas, que dejan entre sí un pequeño intervalo cuando están puestas en su sitio, a fin de que el desgaste de la superficie interior no destruya el contacto del cojinete y el gorrón. Un intervalo análogo hay entre el sombrerete que se pone encima de la concha superior y la base del soporte. El cerramiento se establece por medio de tornillos que apretan más o menos, según conviene, el gorrón entre las conchas del cojinete.

Con objeto de facilitar, el ajuste y colocación del árbol, se apoya el soporte sobre una pieza intermedia, sólidamente unida a la mampostería de los muros por fuertes pernos o pasadores; a su vez el cojinete se atornilla a esta plancha; pero teniendo cuidado de hacer los agujeros ovalados, para poder rectificar, si alguna vez se necesita, a causa de los movimientos de la máquina, la posición del soporte.

En ciertos casos especiales, los gorrones reposan sobre rodillos, cuya utilidad está demostrada en el artículo rozamiento; se puede citar como ejemplo de esta clase de suspensiones la gran campana de la catedral de Metz, en la que los rodillos son simples sectores, cuya amplitud corresponde a la de las oscilaciones de la campana. En otros casos se simplifica más la suspensión de los árboles o ejes de rotación; así en los árboles de los tornos se terminan éstos por dos puntas de hierro, las cuales penetran en agujeros practicados en las placas de hierro fijas que sostienen la máquina. En las poleas y en las ruedas de los carruajes el procedimiento es más sencillo; las unas y las otras llevan un agujero circular en su centro, por el que pasa el eje a frotamiento dulce, el que generalmente es fijo. Si el agujero de que se acaba de hablar está practicado en una pieza especial más larga que el espesor de la rueda, entonces a esta pieza se la denomina mangón, el cual está limitado por uno y otro lado por resaltos del árbol que impiden sus movimientos laterales.

Si el árbol es vertical, ya hemos dicho que está terminado por su parte inferior en una especie de gorrón llamado pivote, el que gira en una pieza hueca llamada tejuelo. La forma más elemental de los tejuelos está compuesta de un collar de bronce, que sostiene el árbol en sentido lateral, y grano de acero colocado en el centro de este anillo, que soporta el extremo del pivote y por lo tanto el peso de todo el sistema. Uniones convenientemente dispuestas permiten levantar el grano de acero conforme se desgasta, con objeto de sostener el árbol al mismo nivel.

El árbol se sujeta por la parte superior, como antes indicamos, por medio de un collar, que hace el oficio de segundo soporte, destinado a sostener la verticalidad del eje durante el movimiento; es evidente que el árbol debe estar en este punto perfectamente redondeado. Cuando el collar se sujeta a muros de mampostería, se fija por medio de grandes anclas que se empotran en la fábrica; como se hace en los ejes da las puertas de esclusa. Cuando la presión que se ejerce entre el árbol y el collar es muy considerable, como sucede en algunas grúas, se interpone entre el árbol y el collar fijo una serie de rodillos, cuyos ejes están unidos ánima corona móvil, de tal manera que aquellos ruedan entre el árbol y el apoyo.

La corona que lleva los rodillos está sostenida inferiormente por una superficie plana ligada al resto de la máquina, y para evitar el rozamiento que se desarrollaría entre estos elementos mecánicos, la corona se apoya en la superficie plana, por intermedio de una serie de rodillos de eje horizontal, sobre los que se reposa todo el aparato.

Para evitar la acción destructora del calor que se desarrolla en los cojinetes de los ejes de rotación, por efecto del rozamiento, se procede a engrasarlos perfectamente. Los procedimientos más principales, como son los sistemas de Decoster, de Cael, de Herman, de Farsot, de Girald, entre otros.

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