Los antimoniales usados en Terapéutica son casi exclusivamente al tartrato antimónico potásico o tártaro emético, el kermes mineral, que es una mezcla de óxido y de sulfuro de antimonio y de antimonito de sosa, y el triantimoniato de potasa, aun llamado antimonio diaforético lavado y óxido blanco de antimonio; el antimonio metálico, el oxidocloruro de antimonio, llamado en otro tiempo polvo de Algaroth, el óxido de antimonio, flores argentinas de antimonio, el ácido antimónico, materia perlada de Eerkringius, etc., son inusitados.

El tártaro emético se administra disuelto en el agua a las dosis de uno a 10 centigramos como vomitivo, y de 50 centigramos a un gramo como contraestimulante; cinco centigramos en 300 gramos de agua purgan sin hacer vomitar generalmente. Se usa al exterior como revulsivo, en pomada.

Los compuestos insolubles de antimonio se administran disponiendo de dos decigramos a tres gramos en una poción gomosa o en un looc para tomar en 24 horas.

Son numerosas las fórmulas antiguas de los preparados antimoniales, casi completamente abandonadas; citaremos, sin embargo, las pÍldoras perpetuas, hechas con antimonio metálico, el polvo cornaquino o de Tribus, compuesto de partes iguales de escamonea, crema de tártaro y antimonio diaforético lavado, el polvo antimonial de James, las píldoras antiherpéticas de Kunkel, la tisana de Feltz, las píldoras de Plummer, etc.

El vino emético turbio consta de 29 partes de oxisulfuro antimónico y 230 de vino blanco. Se usa en lavativas, poniendo de 30 a 60 gramos de vino emético por 200 o 800 de agua.

Los antimoniales son incompatibles con los ácidos fuertes, los álcalis, las sustancias ricas en tanino, el opio y los alcohólicos.

En caso de intoxicación por los antimoniales debe administrarse agua tibia en gran cantidad, y tanino, o cocimiento de quina gris o de corteza de encina, con el objeto de que se forme un tanato de antimonio que es insoluble. Evacuado el veneno, pueden moderarse los vómitos con la poción de Riverio, el hielo y el agua.

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