Aplicaciones del aire caliente y en movimiento

El aire en movimiento se emplea como propulsor de los molinos de viento, y desde tiempo antiquísimo en la navegación.

El movimiento del aire es también causa de que pase en el mismo tiempo mayor cantidad de oxígeno por un punto dado, circunstancia que se aplica para activar las combustiones, ya por medio de fuelles, ya por corrientes de agua, etcétera.

Una corriente de aire que pase por una superficie mojada, hace evaporar el líquido y produce la desecación y el frío; ambos efectos se utilizan en la práctica, ya en la desecación de las ropas que se tienden al aire, ya en el enfriamiento que se provoca en las alcarrazas y vasijas porosas en general, cuando llenas de agua se las coloca en un sitio en donde haya corriente de aire.

Una corriente de aire de intensidad apropiada puede arrastrar polvo y no otros objetos más gruesos y pesados, propiedad que ha servido de fundamento para varias máquinas agrícolas, como son las aventadoras.

La circunstancia de ser el aire un fluido elástico, hace que pueda servir, como el vapor, de fuerza motriz en las máquinas fijas y en las locomotrices, siendo las máquinas de compresión utilizadas ventajosamente en la perforación de túneles.

El aire comprimido puede también utilizarse como motor, para lanzar cuerpos sólidos, como en la escopeta de viento, o para la transmisión de despachos en los telégrafos tubulares, o bien, en fin, para la transmisión de la hora a diferentes puntos de una ciudad muy extensa.

El aire caliente puede también utilizarse como motor en ciertas máquinas, y por insuflación en ciertas operaciones metalúrgicas para obtener temperaturas muy elevadas.

En química se utiliza muy frecuentemente la acción oxidante del aire, moderada a la temperatura ordinaria, bastante enérgica sobre muchos cuerpos a altas temperaturas.

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