Aparejo de muros

En las edificaciones más antiguas del Asia se presentan ejemplos de muros ejecutados con bloques poligonales o irregulares. En Egipto se hallan ya las hiladas horizontales formadas con pedrejones inmensos. En algunas de las primitivas construcciones de Grecia e Italia vense también obras de bloques irregulares, a que se denomina aparejo pelásgico o ciclópeo, con los huecos rellenos de ripio en unos, y en otros con las juntas talladas para su mejor enlace.

Más adelante se generalizó el empleo de bloques regulares en forma de paralelepípedos y con las juntas horizontales.

Entre los aparejos regulares citaremos: el isódomo, el pseudoisódomo y el diatónico de los griegos, que usaron también los romanos, con la particularidad de emplear grandísimas piedras y suprimir a veces el mortero en las juntas. De los irregulares mencionaremos: el reticular, el de mayor y menor, etc.

Desde el punto de vista de la dimensión de los sillares se distinguen los aparejos grande, pequeño o mediano, y desde el de la decoración pueden señalarse el reticular, el espigado, el polícromo, etc.

En las obras de ladrillo varían los aparejos con las condiciones de cada caso. Si se trata de un muro cuyo grueso fuese igual al ancho del ladrillo, se colocará éste a soga, cuidando de alternar las juntas en las hiladas para la buena trabazón.

Cuando el grueso del macizo sea igual al largo del ladrillo, se multiplican las combinaciones que pueden adoptarse, y se conocen los diferentes sistemas usados con los nombres de aparejo belga, flamenco, inglés antiguo e inglés moderno. De estas diversas combinaciones, la más conveniente, desde el punto de vista de la resistencia, es el moderno inglés, sigue luego el belga, y por último los dos restantes.

Si el espesor del muro es igual al del ladrillo, puede éste colocarse de canto, formando lo llamado panderete, y cuando sea mayor que la longitud del ladrillo, se adopta para los paramentos alguno de los aparejos que se acaban de reseñar, y el hueco interior que resulta se rellena con el mismo material puesto a soga y tizón, de suerte que se ajusten bien entre sí y con el de los paramentos.

Cuando el material con que se fabrica el muro es de forma irregular, como sucede con la mampostería, no es posible llenar de una manera rigorosa las prescripciones de los anteriores aparejos, y sólo se realizan de una manera aproximada, cuidando siempre de que haya la suficiente trabazón entre el relleno y los paramentos.

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