Anteojo astronómico

Depende la bondad del anteojo también de la buena construcción del ocular, puesto que con él ha de verse la imagen formada por el objetivo y de nada sirve que ésta sea buena, si el ocular la deforma y desfigura; la pérdida de luz por reflexión y absorción en un ocular compuesto de dos o más lentes, ha inducido a algunos observadores a preferir el empleo de una sida lente cóncava o convexa, la cual si es acromática, puede dar muy buen resultado, pero siempre queda, no obstante, el inconveniente de lo reducido del campo, de modo que trabajar con un anteojo en estas condiciones es molesto y embarazoso, sobre todo si la amplificación usada es algo considerable.

Algunas veces se montan en un disco giratorio, para usarlas como oculares, cuatro o cinco lentes de distintas distancias focales desde un milímetro a dos o tres centímetros; ésta disposición es conveniente en cuanto permite al observador el cambio rápido de potencia amplificadora sin la molestia y pérdida de tiempo de atornillar y desatornillar oculares; pero las lentes de este modo montadas no pueden tener sus ejes en exacta coincidencia con el del objetivo, al contrario de lo que ocurre con un ocular bien torneado y que se ajusta y atornilla perfectamente en el tubo porta-ocular: por lo tanto es un sistema que no debe recomendarse.

El ocular de mayor uso y mejor para las observaciones astronómicas, es el de Huyghens o negativo, que está formado por la lente de campo y la lente de ojo; generalmente son de forma plano-convexa, la parte esférica vuelta hacia el objetivo; la relación de la longitud focal de las lentes es por lo general de tres a uno, representando uno la lente de ojo, pero en esto hay signos variación.

Para observar los astros que se encuentran muy cerca del zenit se emplea un ocular especial con prisma de reflexión; se compone de dos tubos que forman ángulo recto; un reflector plano se coloca en el punto en que se encuentran los ejes de ambos tubos, de modo que el rayo que entra por el eje de uno de ellos, se refleja centralmente por el otro, y por consiguiente un objeto situado en el zenit, se verá en una línea horizontal cuando se mire por el ocular; la rosca exterior se adapta al tubo porta-ocular y en la interior se atornillan los oculares; el ocular prismático o diagonal se diferencia del prisma de reflexión en que tiene una lente de campo y una de ojo; es positivo y se une con los micrómetros y demás instrumentos de esta clase; para un anteojo ordinario, es preferible el prisma de reflexión que el ocular diagonal, puesto que con el primero se pueden emplear todos los oculares que tenga el instrumento.

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