Animales simbólicos en la mitología egipcia

Hasta lo que hoy alcanzan las investigaciones de los egiptólogos se sabe que los egipcios no prestaron culto a los animales como en un principio se creyera, sino que a cada dios del Panteón estaba asimilado un animal, y esto reconocía por causa la necesidad de diferenciar gráficamente loa personajes de dicho Panteón.

La inexperiencia artística de los egipcios no les permita variar la fisonomía de los personajes más que por la diversidad de tocados o emblemas; así pues las cabezas de animales en las figuras de los dioses no son otra cosa sino emblemas o más bien jeroglíficos cuyo valor original desconocemos a pesar de las explicaciones sutiles y alambicadas de Horapolon y otros autores.

Lo único que hoy puede admitirse con alguna reserva en este punto un tanto oscuro de la egiptología, es que los egipcios veían en cada uno de los referidos animales cualidades que les daban analogías con los dioses. Por ejemplo, el gavilán estaba dedicado a Ra, el Sol, por ser la única ave que puede mirar de frente al astro del día sin tener que cerrar los ojos.

De todos modos la ciencia permite creer que los mismos sacerdotes veían en los animales simulacros vivos de los dioses en la tierra, y en Egipto era vulgar el concepto de que no se podía encarnar un Dios en un trozo de piedra, ni en ninguna otra materia, pues que ni se ve a Dios ni se sabe dónde esta, decía un texto, por lo cual prefirieron las imágenes vivas, y según Pierret el gran prestigio sagrado de que gozaban los animales en Egipto era un resultado de las prácticas supersticiosas explotadas por la clase sacerdotal.

En los templos se conservaban y mantenían con sumo cuidado estos animales, siendo lo más célebre de estas costumbres piadosas la conservación en Menfis del célebre toro Apis, a propósito del cual declara el sabio egiptólogo M. Mariette que los sacerdotes iniciados en los misterios de Apis, eran los únicos que conocían los símbolos del animal, y los únicos por consiguiente que podían escogerle, lo cual era necesario siempre que moría un Apis para sustituirle.

Los animales consagrados que hasta ahora han dado a conocer los monumentos, son: la leona a Sekhet, el cinocéfalo a Thot, el chacal a Anubis, el hipopótamo a Ta-ner el carnero a Kum, el toro a Apis, la vaca a factor, la gata Bast, el gavilán a liorna, el buitre, emblema de maternidad, a Maut, la cigüeña ibis a Thot, el ave-fría a Osiris, el cocodrilo a Sebek, la rana Haket, el escarabajo a Khepra, el escorpión a Selk y por último, el aspid (urceus) era un emblema divino y real a la vez.

En cuanto al culto prestado a los animales, del cual queda hecha alguna referencia, en los templos se mantenían y cuidaban, habiendo sacerdotes encargados de este servicio, como acontecía con Apis.

Pero ningún animal sagrado mereció mayor respeto que el gato: y su veneración supersticiosa no era solamente de Bubastis, centro de ella, donde Champollión halló en cuantiosa abundancia las momias de él, sino de todo Egipto. Según Herodoto, cuando una casa se incendiaba, no apagaban el fuego hasta salvar el gato; y cuando este moría de muerte natural, la gente de la casa hacía muestras de duelo, siendo una la de raparse las cejas a navaja. Las leyes habían impuesto pena de muerte al que matara un gato, fuese intencional o casualmente.

En los Museos se conservan momias de los animales sagrados del Egipto fajadas y adornadas como las de las personas. En Menfis se conserva el Panteón o cementerio de los Apis, por los griegos llamado Serapeum, en el cual descubrió Mariette Bey la madre de los Apis y sesenta y cuatro Apis depositados en sarcófagos.

Las imágenes le los animales sagrados aparecen en los monumentos con los atributos propios de las divinidades a que estaban especialmente consagrados, haciendo las veces de una especie de jeroglífico o emblema parlante de dichas divinidades. En otras ocasiones, en las imágenes antropomórficas de las mismas figuran las cabezas de los animales sobre los cuerpos humanos. La única excepción es la Esfinge, ser quimérico con cuerpo de león y cabeza humana.

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