Animales medicinales

Son los que se emplean en la Medicina y que proporcionan productos aplicables a la Terapéutica.

Entre ellos se pueden contar gran número de mamíferos, cuyos huesos sometidos a la ebullición, producen la gelatina. El aceite animal de Dippel se obtiene por medio de la destilación de las materias animales nitrogenadas. La pepsina se obtiene del estómago de los rumiantes, principalmente de los carneros; y los otros tres elementos usados en Farmacia y que según las indicaciones de Bernard, han sido reunidos para formar la pandigestina, los proporciona el buey; estos tres elementos son: la ptialina, que se extrae del jugo salivar; la pancreatina, que se extrae del páncreas, y la feninversina que se extrae de las glándulas que tapizan el intestino delgado.

De las ballenas se extrae el aceite de ballena o aceite de pescado que se obtiene de la envoltura grasienta que se halla debajo de la piel de dichos animales; la cabeza del cachalote proporciona el llamado blanco de ballena. También se atribuye al cachalote la producción del combar gris que se emplea en algunas enfermedades inflamatorias y en la fiebre tifoidea.

Entre los rumiantes se encuentran algunos que producen el almizcle, empleado como antiespasmódico y sudorífico. Un perfume parecido a éste, y que se emplea también como espasmódico, se obtiene de las civetas de África.

Entre los roedores se puede citar el castor, del que se saca el castóreo, empleado como estimulante por su poderosa acción sobre el sistema nervioso.

La clase de los peces no presenta más que un corto número de animales medicinales que proporcionan aceites muy usados en Medicina. El principal de estos aceites es el de hígado de bacalao, siguiendo a este en importancia el de hígado de raya y el de hígado de escualo.

Hoy los preparados farmacéuticos hechos con batracios, principalmente con ranas, que antes se aplicaban a multitud de enfermedades, van desapareciendo y cayendo en desuso.

Entre los articulados se encuentran gran número de animales que prestan grandes servicios a la Medicina. En primer lugar se encuentra la cantárida vejigatoria, que obra sobre la piel por medio de una sustancia que segrega y que ejerce una acción particular sobre la vejiga y los órganos genitales; esta cualidad la presentan también gran número de insectos con los cuales se sustituye a veces a la cantárida. En Rusia se usa la cetonia dorada como específico contra la rabia. En Suecia los aldeanos hacen que la saltadora de la arena segregue sobre las verrugas que se les forman en las manos, una especie de saliva cáustica que hace que aquéllas se desprendan.

Se emplean también en Farmacia las cochinillas del nopal y de la encina para colorear los bombones y las pastillas. De estas mismas cochinillas hay algunas cuya picadura en ciertas plantas produce una especie de resina que se emplea como astringente. También produce efectos análogos la picadura en algunas hojas del pulgón chino y de multitud de insectos imposible de enumerar.

Las abejas ayudan también a la Medicina con la fabricación de la miel y de la cera. Esta última se utiliza para la preparación de los ceratos y de gran número de ungüentos, y la miel se emplea como laxante en muchas enfermedades de la boca, de la garganta y en diversas ulceraciones.

Entre los crustáceos no se puede citar como medicinales más que a los cangrejos, con los que se hace un caldo que se da para reanimar las fuerzas de los convalecientes y que algunas veces se aconseja para los que padecen tisis pulmonar. Las concreciones calizas que se forman en el estómago de algunos crustáceos, conocidas a causa de su forma con el nombre de ojos de cangrejo, se emplean a veces para combatir las acideces del estómago, pero puede reemplazárselas con ventaja con la magnesia calcinada o con la creta.

Entre los anélidos pueden citarse las sanguijuelas que, si bien hoy se usan ya muy poco, han sido en otro tiempo esencialísimas, y aún hoy prestan grandes servicios.

De los moluscos pueden citarse algunos gasterópodos, con los cuales se hacen pastillas y jarabes que se recetan a las personas propensas a la tisis y a las bronquitis, y a casi todos los que padecen de la garganta.

Y, por último, entre los espongiarios se pueden citar como medicinales las esponjas, que calcinadas se aplican para combatir el bocio y las escrófulas. Se preparan las esponjas con cera para introducirlas en las llagas, en lo que prestan grandes servicios por sus cualidades absorbentes.

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