Animales domésticos

Suelen llamarse animales domésticos todos aquellos que por cualquier motivo se hallan sujetos y dominados por el hombre. Pero para que puedan ser considerados como tales, necesitan no solamente estar sujetos al hombre, sino formar parte, bien de su casa o bien de su hacienda y estar con él en íntima comunicación.

La domesticidad del animal no debe existir únicamente en el individuo, sino en toda la especie. Además, la sujeción del animal doméstico ha de ser voluntaria por su parte, pues de otro modo dejaría de ser doméstico para convertirse en domado o dominado.

Geoffroy Saint-Hilaire en un profundo estudio sobre esta cuestión contaba ya únicamente cuarenta y siete especies diferentes que estaban en el orden siguiente: veintiuna pertenecen a la clase de los mamíferos, diez y siete a la de las aves, dos a la de los peces y siete a la de los insectos.

Los primeros eran: el perro, el hurón, el gato, el conejo común, el conejo de Indias, el cerdo, el caballo, el asno, el camello, el dromedario, la llama, la alpaca, el reno, la cabra, el carnero, el buey, el toro cebú, el búfalo, el ame, el yak y el buey de los juglares; las aves que citaba como domésticas son: el canario, la paloma torcaz, la tórtola de collar, el faisán común, el faisán de collar, el faisán dorado, el faisán plateado, la gallina, el pavo, la pintada, el pavo real, el ánade común, el ánade de Guinea, el ánade del Canadá, el pato común, el pato de Berbería y el cisne; entre los peces: la carpa vulgar y la dorada de la China, conocida vulgarmente con el nombre de pez encarnado, y por último, entre los insectos, la abeja común, la abeja confederada, la abeja de fajas, la cochinilla del nopal, el gusano de seda del moral, el gusano de seda del ricino y el gusano de seda llamado saturnina.

Este cuadro de animales domésticos es uno de los más exactos que se han hecho, si bien es verdad que puede sufrir algunas variaciones.

Deben considerarse como animales domésticos, entre los mamíferos, además de los citados, el elefante, algunos cercopítecos y casi todas las especies pertenecientes a la familia de los armadillos, que en muchos puntos habitan en las casas de América, como aquí los gatos; entre las aves debe añadirse el arakanga, el arara y el ararauna, que en gran parte de la América del Sur se crían en los corrales; entre los peces no debe considerarse a ninguno con méritos suficientes para recibir el calificativo de doméstico. En lo que se refiere a los insectos, los señalados por Geoffroy Saint-Hilaire son indudablemente los únicos que existen.

En la domesticidad hay grados muy diversos que a simple vista pueden distinguirse, y que seguramente nadie podrá confundir. Por ejemplo, no habrá nadie que quiera comparar el perro con el pavo, que no conoce al amo, y para el cual lo mismo es estar en un corral que en otro.

Volver a ANIMAL – Inicio