Análisis material o partición

La aplicación de los disolventes neutros consiste en tratar los materiales por algunos de los líquidos conocidos con aquel nombre como son: el agua, alcoholes, éteres, cloroformo, sulfuro de carbono, bencina, etc., o ya por varios de ellos sucesivamente; aplicación que puede llevarse a cabo de varias maneras, o sea por maceración (acción del disolvente en frío), lexiviación (haciendo pasar repetidas veces y por capas sucesivas el disolvente por el material, en aparatos apropiados), digestión (acción del disolvente a temperatura superior a la ordinaria), infusión (acción momentánea del disolvente hirviendo vertido sobre la sustancia), decocción (acción más o menos prolongada del disolvente hirviendo).

Un mismo disolvente puede separar varias especies químicas, las cuales a su vez pueden aislarse unas de otras por cristalizaciones o destilaciones fraccionadas. También para separar las sustancias cristalóideas o susceptibles de cristalizar, de las coloides o que no cristalizan, se practica con mucho éxito la diálisis, procedimiento inventado por el químico inglés Graham en 1861.

La desecación y la incineración de una parte del material que se pretende analizar son también operaciones necesarias en la mayoría de los casos. La primera tiene por objeto determinar la humedad o proporción de agua que contiene la sustancia, o disponer la misma en condiciones apropiadas para la aplicación de algunos disolventes, o practicar sucesivas operaciones, y la segunda para determinar las sustancias fijas que quedan después de la acción del fuego sobre el material, constituyendo el residuo de los cuerpos quemados, que se conocen con el nombre de cenizas.

La aplicación de aparatos físicos de invención o perfeccionamiento moderno constituye un poderoso auxilio para la marcha de los análisis químicos. Entre estos aparatos deben citarse el microscopio, que sirve para la exploración de un material complejo, el reconocimiento del tejido, su naturaleza y estado, la presencia de algunas sustancias, pureza de otras, etc.; el polarímetro, que suministra un medio tan sencillo como exacto de practicar la sacarimetría, o sea la determinación de la naturaleza y proporción del azúcar en un material cualquiera; el espectroscopio, que sirve para reconocer fácilmente la presencia de cantidades sumamente pequeñas de ciertas sustancias que de otro modo pasarían desapercibidas o se encontrarían con muchísimo trabajo.

En suma, la variedad extraordinaria y lo complejo de los problemas analíticos exige, en el estado actual de la ciencia, que antes de proceder a la aplicación de los medios y procedimientos esencialmente químicos, se reconozcan los materiales o sustancias metódicamente por medio del microscopio, espectroscopio, polarímetro, etc., se ha de caminarse con seguridad en el método o sistema del análisis.

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