De la exposición y juicio crítico que se ha ido haciendo de todos los métodos de evacuación y transformación de las inmundicias, resulta que, considerando la perfección de los sistemas de canalización o alcantarillado para la evacuación de las aguas, la inocuidad de estos procedimientos bien practicados, la sencillez del aprovechamiento por riegos directos y el rendimiento agrícola de los campos regados, puede concluirse que el sistema de evacuación total por las alcantarillas, combinado con la depuración de las aguas por medio del riego, es el medio, en general, más perfecto para lograr la resolución de todos los problemas que higienistas y economistas pueden presentar relativos a las aguas fecales, cuales son:

1° Desembarazar las viviendas de las inmundicias y asegurar la salubridad de la atmósfera y de sus aguas.

2° Respetar los derechos de las poblaciones situadas aguas abajo de los ríos que reciben los productos del alcantarillado de las grandes ciudades.

3° Aprovechar, como reclaman tal vez exageradamente los economistas, el valor agrícola de los abonos humanos.

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