Amuletos egipcios

Los amuletos venían a ser armas preservadoras de los peligros que traían consigo los días nefastos, designados así por los horóscopos de los sacerdotes, adivinos y hechiceros iniciados en el arte sagrado de la magia.

Algunos capítulos del Libro de los muertos se refieren a los amuletos. En los ataúdes y en las momias mismas es donde se han encontrado los amuletos que se conservan. Cada uno tenía su virtud especial que se comunicaba a los muertos recitando una plegaria en el momento de fajarlos o al enterrarlos, y protegían, anos la cabeza, otros el tronco, otros los brazos o las piernas formando así una armadura mágica.

Los había de todas materias. Los más frecuentes son los Escarabajos.

Los tat, mal llamados Nilómetros, que significaban estabilidad, estaban identificados por los egipcios con la espina dorsal. Por tal razón colocaban esta clase de amuletos pendientes del cuello de la momia para que el muerto pudiera “franquear las puertas del cielo”, como dice el Libro de los muertos: los tá, las columnitas, el ojo simbólico, el menat, la corona roja, la cartela, las egidas, la almohada, los dedos, la cruz con asa, signo de la vida, el jeroglífico signo del amor, las cabezas de Uraeus, las representaciones de diversos animales sagrados, el tocado de Hathor, compuesto del disco solar y dos plumas de avestruz, el muslo de buey, y la tiorba; el horizonte solar, el ángulo, el corazón, la rana que era la diosa Higit, divinidad cósmica por lo cual iba anida al dogma de la resurrección y por eso se encuentra sobre las momias.

Se hacían en amatista, en jaspe, en lapislázuli, en pasta vítrea y en feldespato.

A los mencionados se agregan los rectángulos de barro esmaltado conteniendo plegarias o representaciones divinas.

Entre los amuletos hay que clasificar los papiros conteniendo fórmulas talismánicas, depositados cuidadosamente en estuches de metal, a veces de oro, que se han encontrado en los ataúdes de momias.

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