Alumbre de hierro

Sulfato férrico-potásico.

Se prepara el alumbre de hierro, poniendo en contacto la disolución concentrada de un equivalente de sulfato potásico con otro de sulfato férrico en disolución igualmente concentrada, estando ambas disoluciones calientes.

Según Berzelius se obtiene este producto añadiendo un poco de ácido sulfúrico a una mezcla de sulfato férrico y de sulfato potásico, y sometiendo la materia a la evaporación espontánea.

Según Heintz, el mejor medio para obtener esta sal consiste en mezclar íntimamente seis partes de sulfato ferroso y dos de nitro, tratar esta mezcla por dos y media partes de ácido sulfúrico concentrado; calentarla suavemente hasta desalojar el ácido nítrico; disolver después la masa salina en tres o cuatro veces su peso de agua calentada a +80°; filtrar la disolución y dejarla enfriar lentamente hasta 0°. Por este medio se obtiene la sal en gruesos cristales.

Los caracteres físicos y organolépticos del alumbre de hierro son tan semejantes a los del alumbre ordinario, que con dificultad se distingue el uno del otro. Sin embargo, se diferencian en que cuando el alumbre de hierro se trata por los álcalis, da un precipitado de óxido férrico hidratado.

El alumbre de hierro acompaña al alumbre ordinario en muchos casos, y le hace de mala calidad para muchos usos industriales.

El alumbre de hierro descompuesto y evaporado hasta la sequedad, puede reconstituirse por la evaporación espontánea, disolviéndole y añadiéndole un poco de ácido.

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