Almanaques en lengua latina y lengua vulgar

Al llegar al siglo xiv y sobre todo al xv son más numerosos los almanaques manuscritos que se han conservado; del árabe se traducían muchos, por ser esta lengua la fuente primera de conocimientos de Europa en la época del renacimiento de las ciencias y las letras. En la biblioteca imperial de Viena hay una versión latina del siglo xiv, de un almanaque de AbuAlí-Tahiala.

Bien pronto, no obstante, llegase a tener suficiente confianza en los sabios nacionales como para dejar de pagar a loe árabes este tributo literario; en esa época comenzaron a mezclarse los almanaques en lengua vulgar con los escritos en lengua latina, circunstancia que prueba el ensanche del círculo en que se propagaban.

Los de Dagomari, llamado por otro nombre Dall’Abaco, fueron los primeros que se publicaron en italiano: empezaron hacia el 1320, pero no ha quedado de ellos ni un sólo ejemplar; de los escritos en inglés antiguo se han salvado algunos y en Oxford puedo verse uno en pergamino que se remonta, a juzgar por su escritura, al siglo xiii o xiv.

Vinieron en seguida en lengua vulgar los publicados en España, Francia Alemania y Polonia, pero al mismo tiempo se escribieron muchos en latín y llevaban los títulos de Tacuinus, Frutina, Practica, Prognosticatio, Judicium. Otros se daban a luz en griego para uso de los pueblos bizantinos; uno en esta lengua existe en la biblioteca imperial de Viena redactado por un tal Cabidas que comprende de 1430 a 1492.

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